La familia Nederlander, dueña de varios teatros en el Broadway neoyorquino, construirá junto a una empresa china, Shibo Investment Holding, una calle a imitación de la mítica avenida del espectáculo de la Gran Manzana, que contará con 32 salas teatrales y ocupará 600.000 metros cuadrados, contaron hoy a Efe sus promotores.

"Esperamos que se convierta en otro foco para el turismo que vendrá a Pekín hacia 2012, cuando termine su construcción", relató Li Yanping, supervisor del proyecto por parte de la empresa china.

El "Broadway chino", como ya se conoce en los medios de comunicación pequineses -aunque su nombre definitivo todavía no está determinado- contará con un gran teatro, con capacidad para 2.000 personas, mientras que los más pequeños tendrán al menos un aforo de 300 espectadores.

Los promotores chinos confían para el éxito en la experiencia de los magnates de Nederlanden, que en Nueva York poseen teatros como el Gershwin, el Palace, el Marquis, el Minskoff o el antiguo National, que ahora se llama como la compañía que lo posee.

Algunos de los musicales más exitosos de la última década, como "El Rey León", "Hairspray", "Chicago" o "La Bella y la Bestia" han sido producidos o coproducidos por la compañía, y podrían en pocos años llegar a unas audiencias chinas aún no familiarizadas con el mundo del musical y donde el "glamour" del espectáculo se perdió en el Shanghai de los años 30.

Li destacó que el "Broadway chino" también contará con hoteles, centros comerciales y edificios de oficinas.

A diferencia del Broadway neoyorquino, el distrito de espectáculos de Pekín no se encontrará en el corazón de la ciudad, sino en el oeste, cerca del cuarto anillo de circunvalación, en el barrio de Haidian, una zona aún poco frecuentada por turistas y visitantes extranjeros.

Los promotores también sueñan con que el lugar sea "un 'cuartel general' para compositores, guionistas y actores", a imitación del original neoyorquino.

Este proyecto intentará recuperar el ambiente cosmopolita e internacional que Pekín tuvo especialmente este año, con la llegada de los Juegos Olímpicos, pese a que éstos no llegaron a atraer el medio millón de visitantes foráneos que proyectaban los organizadores.

Debido a las restricciones en la emisión de visados, y al impacto negativo de noticias como el terremoto de Sichuan o las nevadas de principio de año, los viajeros que arribaron fueron menos (unos 400.000, según informes de la Administración General del Turismo).

Sin embargo, los JJOO han servido para comprobar que la construcción de zonas modernas, con la ayuda de arquitectos de renombre internacional, pueden ser también un poderoso atractivo para el turismo, que no sólo depende ya del Pekín tradicional de la Ciudad Prohibida y alrededores.

La zona de la Ciudad Olímpica, con el ya famoso Estadio de "El Nido" y las piscinas de "El Cubo" a su lado, son ya un atractivo más de la ciudad, hasta el punto que en las últimas vacaciones que han tenido los chinos (el 1 de octubre, Día Nacional) esa zona fue más visitada que el Palacio Imperial o la Gran Muralla.

Otro moderno edificio, este más céntrico -el Gran Teatro Nacional, diseñado por el arquitecto francés Paul Andreu- también está siendo muy visitado y fotografiado desde su inauguración el año pasado, y los conciertos, óperas y espectáculos que allí se representan cosechan un gran éxito de público.

La ampliación de la red de metro que la ciudad está llevando a cabo en los últimos años ayudará a que su "Broadway", ahora en una zona relativamente alejada del centro, pueda ser más fácilmente accesible en 2012, cuando ese mundo del espectáculo aterrice en China.