Así se desprende del estudio "Resiliencia y Discapacidad", realizado por los doctores Rosa Limiñana, Javier Corbalán y Teresa Calvo, de la Facultad de Psicología de la Universidad de Murcia, y que es el primero a nivel nacional sobre este factor de la personalidad y su traslado a la vida de los pequeños.

La espina bífida es un defecto congénito del tubo neuronal que afecta a la médula espinal y a las vértebras, causa parálisis, hidrocefalia, problemas de control de vejiga e intestino, y los afectados, con una inteligencia normal, presentan problemas de aprendizaje.

El estudio sobre su incidencia sobre los discapacitados comenzó cuando Limiñana observó que los niños más "despiertos" eran los que tenían padres más optimistas, con más energía y vitalistas.

Buscó qué existía detrás de esa energía y se percató de que había unos padres, que al margen del dolor, la impotencia y el estrés, desarrollaban una energía, una fortaleza y un tesón, que había que canalizar para que influyera de forma beneficiosa.

Del estudio se desprende que estos padres se caracterizan por la vitalidad y la energía, son buscadores de refuerzos positivos con tendencia a mostrarse optimistas y con un fuerte impulso por mejorar y enriquecer sus vidas y las de los demás.