El primero de los dos conciertos titulados "Cien años, mil sueños", organizados para conmemorar el natalicio del mandatario (1908-1973), congregó este viernes en Santiago de Chile a veteranos grupos y jóvenes voces del panorama musical chileno.

Treinta y cinco años después de que el golpe de Estado dirigido por Augusto Pinochet acabara con su muerte, Chile recuperó el legado de Allende y rememoró las medidas en materia de educación, sanidad y vivienda que cimentaron la llamada vía pacífica al socialismo.

Plasmadas en la pantalla que iluminaba el escenario de la pista atlética del Estadio Nacional, los singulares anteojos de Allende, convertidos en símbolo de su figura, escrutaban un horizonte repleto de hijos de la democracia y de padres marcados por la dictadura.

Inti Illimani Histórico, heredero del grupo formado en 1967, puso las primeras notas de recuerdo al interpretar la sintonía de la Televisión Nacional de Chile durante el Gobierno de la Unidad Popular (1970-1973), tras el cual la banda se tuvo que exiliar.

Este grupo, uno de los representantes de la denominada "nueva canción chilena", tuvo como uno de sus referentes a la polifacética Violeta Parra (1917-1967), cuyos mensajes cargados de luchas y alegrías resonaron a través de la voz de la joven Anita Tijoux.

Desde Cuba llegaron los compases de Silvio Rodríguez, que en 1972 puso versos a "Santiago de Chile", y desde Inglaterra, con "With a little help from my friends", resonó el himno entonado por Joe Cocker en el mítico festival de Woodstock, en 1969 en Nueva York.

Por aquella época también se coreaban en Chile las melodías de Víctor Jara, asesinado en 1973 por las fuerzas represivas de la dictadura, y que este viernes volvieron a sonar entre cantos a la esperanza y al recuerdo.

Siete conocidos artistas chilenos recitaron las 40 primeras medidas del Gobierno de Allende, como el fomento de la cultura, el impulso a la vivienda social y la gratuidad de la matrícula en la enseñanza básica y de los medicamentos en los hospitales.

No obstante, las palabras se diluyeron y los veteranos Sol y Lluvia, los argentinos Pedro Aznar y Kevin Johansen y el brasileño Chico César intentaron sin éxito levantar los ánimos de los asistentes, perdidos entre tantos artistas chilenos, muchos de ellos desconocidos para el gran público.

A ello se sumaron los continuos problemas de sonido y la descoordinación de los organizadores, que se prolongaron hasta el final de la noche, cuando los míticos Chancho en Piedra y Quilapayún, éstos últimos también víctimas del exilio, pusieron fin a este largo concierto.

En total, más de 250 músicos y cerca de cinco horas de música, que se sucedieron a un ritmo muy lento, dejaron en ocasiones sin aliento a las cerca de 25.000 personas que casi lograron llenar el recinto, a pesar de que el lugar previsto en un principio podía dar cabida a 60.000 espectadores.

El segundo concierto programado se celebrará este sábado con la asistencia de los españoles Víctor Manuel, Ana Belén, Miguel Ríos, Miguel Bosé, Joaquín Sabina e Ismael Serrano, a los que se sumarán el colombiano Juanes y otros artistas chilenos.