La variante de Marín es otra carretera autonómica donde se han denunciado deficiencias de seguridad, que obligaron incluso a la Xunta a realizar actuaciones de emergencia en el pavimento de algunos tramos. Su uso no es tan elevado como en los viales que atraviesan Campañó o Poio y ni siquiera ha llegado a los límites que se marcó el Gobierno gallego cuando, en 2012, abrió por completo esta carretera entre Mollabao, en Pontevedra, y Ardán, en Marín. Entre 2006 -año de estreno del primer tramo- apenas registraba tráfico, pero en julio de 2012 se puso en servicio en su totalidad con el trayecto hasta Lourizán. En los últimos cinco años, la circulación por este vial de un carril en cada sentido se sitúa en los 8.858 vehículos, aún lejos de los 10.000 que se estimaban en su estreno. Aún así, el crecimiento en los últimos cinco años ha sido notable, de más de un 30%.

En 2013 se contabilizaban entre Ardán y Marín unos 5.500 coches y ahora son 7.233 diarios, mientras que desde Marín hasta Pontevedra se pasó de los 6.800 de hace cinco años a los 8.262 actuales.

Este aumento también se ha producido en la PO-531 y la PO-308, aunque no tan elevado, ya que ronda el 8% en un lustro, mientras que en la autovía do Salnés la intensidad diaria también creció de forma significativa en este mismo periodo, alrededor de un 25%. En el resto de viales autonómicos de la comarca se observan pocas variaciones.