Darwin Fidel F. V., el joven ecuatoriano acusado de golpear con un vaso de cristal en la cara a otro a las puertas de un pub de Benito Corbal en la madrugada del día de Navidad de 2012; reconoció ayer se el autor de la agresión, aunque lo hizo con matices frente a la versión que defiende la víctima de estos hechos, otro joven latinoamericano, Kevin S. O. H.

El acusado reconoció que aquella madrugada ambos mantuvieron una pequeña pelea en el interior del pub "Tropicana". Tras este primer incidente los separaron y que entonces ambos se dispusieron a abandonar el local. Reconoce que cuando él ya estaba fuera observó a Kevin saliendo por la puerta del establecimiento y le arrojó un vaso desde "unos tres o cuatro metros de distancia". "Fue sin querer" -añadió-, "yo no tenía intención de hacerle mucho daño", explicó ayer durante el juicio celebrado en la Sección Cuarta de la Audiencia de Pontevedra.

Tampoco concretó qué tipo de vaso fue el que le arrojó a la cara a su oponente, "siempre que salía en esta discoteca me daban vasos de plástico", añadió.

Sin embargo, la víctima de la agresión fue más clara: "Era un vaso de cristal", aseguró mientras mostraba a las magistradas de la Audiencia las cicatrices que tiene en buena parte de la cara debido a aquella agresión. "Por culpa de aquello estoy prácticamente ciego del ojo derecho", añadió, algo que le dificulta enormemente encontrar trabajo, según dijo. De hecho, a día de hoy todavía tiene pendiente una nueva operación de transplante de córnea.

En cuanto a los hechos, Kevin corroboró que tuvo un encontronazo con el acusado en el interior de la discoteca. Afirma que los porteros del local le pidieron a Darwin Fidel que se fuese del local y que instantes después la responsable de la discoteca le pidió lo mismo a la víctima. Kevin, que asegura que vio como el acusado ocultaba un vaso bajo una prenda de ropa que llevaba en su mano, le pidió a los dueños del local que esperasen un poco, "para esperar a que se fuera, por si estuviera esperando" en el exterior. No lo hizo caso y asegura que le insistió en que saliese para fuera. Afirma que nada más abrir la puerta, cuando tan solo tenía medio cuerpo fuera, el acusado le estampó un golpe con el vaso en la cara. Afirma que se lo "arrojó" pero desde una distancia muy cercana, justo enfrente pegado a él, como queriendo "dar en la cara".

El fiscal, que inicialmente solicitaba una pena de tres meses de prisión y la expulsión de territorio nacional del acusado, redujo finamente esta petición de condena a dos años de cárcel para el acusado, por un delito de lesiones con deformidad, al aplicarle las atenuantes de reparación del daño (consignó mil euros para hacer frente a posibles indemnizaciones) y dilaciones indebidas. También retiró la petición de expulsión al corroborar el arraigo del acusado en España. Además de solicitar una indemnización de 87.000 euros para la víctima de la que pide que responda la asegurada de la discoteca o la propia empresa.