Fue el temporal "Ana", a principios de mes, la que propició el mayor índice de lluvias en un solo día a lo largo de este 2017, con más de ochenta litros por metro cuadrado en menos de 24 horas. Y la sucesión de borrascas que llegaron después, especialmente desde el día de Navidad, han acabado por certificar que diciembre será el mes más lluvioso del año más seco de la última década.

Hasta ahora era febrero, con 209 litros recogidos en la estación meteorológica de Campolongo, el periodo con más precipitaciones, muy por delante de los 154 de mayo o los 141 de marzo. Entre junio y septiembre cayeron menos de cien litros, lo que agravó la sequía, agravada por unas precipitaciones muy por debajo de lo normal en los periodos siguientes.

Hasta las nueve de la noche de ayer esa misma estación había superado ya en estos 26 días transcurridos de diciembre los doscientos litros y las lluvias aún se mantendrán algunos días. De este modo, la lluvia marcará la despedida de un año marcado de forma drástica, sobre todo desde junio, por la sequía.

Alerta naranja

Con una alerta naranja por agua y viento, la flota amarrada y las bajas presiones sentadas alrededor de la Península Ibérica, ni siquiera el agua que pueda caer en los cinco días que restan para la conclusión del ejercicio servirán para evitar la triste marca de ser el año más seco de la última década. Con unos 1.350 litros, era 2015 el que ostentaba ese récord, con menos lluvia que 2012 o 2008, con 1.430 en ambos casos aproximadamente, y muy lejos de los 2.030 del pasado año 2016 o los 2.210 de 2014.

Pero todas estas cifras quedan "oscurecidas" por el pobre balance de 2017. Hasta el lunes habían caído sobre la ciudad apenas 1.010 litros por metro cuadrado desde el 1 de enero, cifra que elevó hasta las nueve de la noche de ayer hasta unos 1.040 litros. Tendrían que llover desde esa hora hasta el día 31 de diciembre alrededor de 300 litros, en total una cantidad que nunca se ha visto este año en tan poco tiempo, para no acabar como el año más seco de esta década.

Una muestra de esta falta de agua se pudo apreciar en el caudal del río Lérez y en la alerta por sequía decretada hace semanas por Augas de Galicia y aún vigente. El río presentaba el lunes un caudal de 5.700 litros por segundo, que se disparó en las 24 horas siguientes gracias a los efectos de la borrasca "Bruno", hasta situarse por encima de los 8.000 litros por segundo. Aún así, está muy lejos de la media a estas alturas del año.

Y es que "Bruno" ha venido a completar el trabajo que dejó a medias "Ana" a principios de mes. Si entonces se registraron desbordamientos de río y crecidas nunca vistas en todo 2017, la lluvia caída ayer (y la que llegue en las jornadas sucesivas) ha consolidado el mejor aspecto de los ríos.

Lluvia de ayer

Hasta las 21.00 horas habían caído en Pontevedra unos 29 litros por metro cuadrado, al igual que en Caldas o Cotobade, por debajo de los 35 de Poio pero por encima de los 20 de Sanxenxo. Ponte Caldelas, con 40 litros a esa misma hora, y Cuntis, con 45 en Monte Xesteiras, eran las localidades con más precipitaciones. De hecho, en esta último municipio, los efectivos de Protección Civil tuvieron que acudir a última hora de la tarde a una vivienda de Arcos de Furcos por una inundación, mientras que en otros puntos se registraron bolsas de agua en las carreteras y otros incidentes.

También el viento dio trabajo a los servicios de emergencia, aunque con asuntos menores como contenedores movidos o vallas y señales derribadas. De hecho, las rachas no fueron tan fuertes como con el temporal "Ana". En Monte Xesteiras (Cuntis) se llegaron a medir vientos de 90 kilómetro por hora y cerca de los 70 en Caldas de Reis, mientras que en el Monte Castrove de Poio las mediciones llegaron a 55 kilómetros. En Sanxenxo hubo rachas de 50 y algo más, cerca de 60, en Campolongo (Pontevedra).