Los Bomberos de Pontevedra se movilizaron por iniciativa propia el pasado fin de semana ante la ola de incendios que asoló la provincia, hasta el punto de tener preparadas y listas para trabajar a tres dotaciones, aunque finalmente solo una de ellas actuó. Fue en la zona más perjudicada, la de Vigo. Las otras dos permanecieron en el parque de Pontevedra. Una era la de guardia, que debe estar siempre en el municipio, especialmente en un día negro como el pasado domingo, y la otra aguardó, en vano, una llamada del 112 que nunca llegó para poder actuar en el Concello de Ponte Caldelas, el más afectado de la comarca.

El problema fue, básicamente, la falta de coordinación general desde el servicio de emergencias autonómico 112, que, según los Bomberos, se vio desbordado al hacer frente al caos vivido en Galicia el pasado fin de semana.

"Cuando pasa algo de estas características y hay que movilizar distintos medios, es muy complicado realizar la coordinación de servicios muy diferentes", reconoce Miguel Estévez, jefe de los Bomberos de Pontevedra.

Estévez llamó a su homólogo en Vigo cuando la situación en esta comarca se agravó. "Les ofrecí una dotación en el tiempo en que tardásemos en reunir a gente fuera de servicio. Nos contestó que claro, que estaban desbordados y que cuanto antes", recuerda.

"Nosotros teníamos una dotación de guardia y al ver que necesitaban apoyo organizamos esa segunda dotación, en comunicación con la concejala delegada, y se lo transmití a ellos. Era en apoyo a Vigo, aunque finalmente los destinaron a Ponteareas porque había mucha zona que cubrir", explica.

Desde las seis y media de la tarde coincidieron ambas dotaciones, la de guardia en Pontevedra y la de apoyo a la ciudad vecina.

El carácter municipal del Parque de Bomberos solo les permite actuar en otros ayuntamientos en casos extraordinarios. "Nosotros hemos trabajado en ocasiones fuera de nuestro ámbito con Axega y el 112, pero siempre con la solicitud previa de otros servicios", recalca.

Al ver que la cosa se podía complicar, los Bomberos de Pontevedra decidieron movilizar incluso a sus efectivos que tenían permisos concedidos "por si la situación empeoraba". "Empezamos a programar un relevo entre la gente que llevaba trabajando desde las seis de la tarde y avisamos a los que estaban de servicio para que también que acudiesen por si podíamos dar apoyo extra", asegura.

Mientras tenía lugar esta organización, recibieron una llamada fel 112 solicitando ayuda para Ponte Caldelas. "Les dijimos que estábamos organizando una tercera dotación y que en cuanto reuniéramos el personal necesario nos pondríamos en comunicación con ellos. Unos cuarenta minutos después lo teníamos y se le comunicó al 112 que estábamos dispuestos a salir para Ponte Caldelas. Nos dijeron que tomaban nota y lo tendrían en cuenta. Nos quedamos esperando ese aviso de movilización que nunca llegó", se lamenta Miguel Estévez.

"Suponemos que estarían saturados y que no tuvieron esa capacidad de coordinar esa dotación nuestra", añade.

Curiosamente, en los listados de incendios que la Consellería de Medio Rural hizo públicos desde el pasado domingo no figuró nunca incendio alguno en el concello de Ponte Caldelas, pese a que ardieron, según cifras provisionales del gobierno local, 2.900 hectáreas. Sin embargo, y contradictoriamente, el lunes la Xunta aseguraba que el 112 había mantenido "varias conversaciones" con el Parque de Bomberos de Pontevedra para movilizar una dotación con destino al municipio caldelán.

Política de emergencias

"Lo que hace falta es una política general de emergencias en Galicia", considera Miguel Estévez. "La competencia en la prevención es de la comunidad autónoma, pero la extinción es de los municipios o de las diputaciones en su defecto. Es necesario un servicio único que coordine Axega, que tendría capacidad de movilizar los recursos. Hoy día tenemos GES, empresas privadas, brigadistas municipales, de la Xunta... consorcios, servicios municipales...Esto, aunque quieran, es muy complicado hacerlo bien", recalca.

El jefe de Bomberos de Pontevedra cree que existe una legislación "que ha dado el paso" pero nunca se ha desarrollado. "Es difícil poner los puntos sobre las íes cuando no tenemos planning, no tenemos una ley, un marco, en el que basarse", subraya.

"A los bomberos nos da igual el ámbito de trabajo, pero esto requiere una coordinación previa", asevera. Comparando la crisis del pasado domingo con los incendios de la ola de fuegos de 2006, el bombero recalca que todo tuvo lugar en pocas horas. "Se perdieron recursos disponibles, porque en Pontevedra tuvimos a casi todo el parque, pero al final no estuvieron trabajando. La descoordinación provoca esto: gente con exceso de trabajo de treinta y pico horas y otra desactivada y que no se activó nunca", concluye.