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Premiados con las Cebollas de Oro 2017

Eduardo Figueroa: "Conocí a mucha gente gracias a mi trabajo"

"A cualquiera le diría que Sanxenxo es el mejor pueblo para vivir"

Eduardo Figueroa Martínez, vecino de Sanxenxo de toda la vida y trabajador gran parte de esta del servicio de limpieza del ayuntamiento, por su labor con el pueblo y por ser querido por todos, fue galardonado con los Premios Cebolla de Oro 2017. Trabajando junto a sus padres en el campo, Eduardo, que ya está jubilado, ahora dedica su tiempo libre a cultivar en su finca.

- ¿Se dedicó toda su vida al servicio de limpieza de Sanxenxo?

- No, trabajé durante 25 años. Empecé trabajando para el ayuntamiento y limpiando las playas durante tres años. Antes de eso me dediqué a trabajar las fincas de las personas que tenían un nivel económico alto que vivían aquí, en Fontoira, que es una pequeña aldea de Sanxenxo.

- ¿Qué siente al ser galardonado con los premios Cebolla de Oro?

- Hace unos años fui galardonado con los premios Cebolla de Plata, pero estos no me los esperaba, me llevé una gran alegría cuando me dieron la noticia.

- ¿Cómo definiría su vida?

- Tuve una vida de la que no me puedo quejar. Bien es cierto que trabajé muchísimo a lo largo de mi vida, pero eso hizo que conociese a gran cantidad de personas que poco a poco se fueron convirtiendo en amigos. Tanto cuando trabajaba en las fincas, pero sobre todo los 25 años que trabajé para el servicio de limpieza del ayuntamiento conocí a personas de todos los lugares. Supongo que es como en todo trabajo, pero el hecho de que Sanxenxo se haya convertido en un pueblo tan turístico como es ahora hace que me llevara amigos de todos los lugares. Todo el mundo me conoce, y considero que soy muy querido en este pueblo.

- Dice que Sanxenxo se ha convertido en un pueblo muy turístico, ¿cómo lo recuerda cuando usted era joven?

-Una época de hambre en la que todo era muy diferente a como es ahora. De aquella había muchísimo trabajo, pero sin embargo no había pan, venía de ración y no todos se lo podían permitir. Cuando era pequeño mis padres tenían fincas, al igual que yo ahora, solo que ellos se dedicaban por completo a ellas, plantando patatas que posteriormente mi madre y yo llevábamos al mercado de Sanxenxo a vender, y es así como nos ganábamos la vida, conseguíamos dinero gracias a aquello que plantábamos, algo que hoy en día muy pocas personas hacen.

-Siendo vecino de Sanxenxo toda la vida, ¿qué cosas consideran que cambiaron a lo largo de estos años?

- La pregunta es que cosas no cambiaron. Antes había cuatro o cinco turistas de un nivel económico y adquisitivo muy alto que edificaban en Sanxenxo para pasar el verano y que una persona de clase media no se lo podría permitir. Esto era un pueblo pequeño con casas y chalets al lado de la playa que fueron sustituidos por edificios. La actual calle de la Moda era antes todo arena. Toda la estética era diferente, una persona que hubiera vivido en aquella época y no volviera a Sanxenxo hasta ahora quizás no lo reconocería. El turismo y la hostelería son el punto fuerte actual de este pueblo, cuando antes era el campo.

-A pesar del cambio, ¿ le gusta como es el Sanxenxo actual?

-Si claro, en este lugar nací, crecí y aquí sigo, con mis 88 años siendo fiel a este pueblo. Los cambios se deben en gran medida a que las edificaciones hicieron que gran parte del mar desapareciese, pero sigue siendo un pueblo que recomendaría a todo el mundo que me preguntase cual es el mejor sitio para vivir de Galicia.

- Ahora que no se dedica al servicio de limpieza y está jubilado, ¿a qué dedica su tiempo libre?

-Al campo, después de jubilarme seguí haciendo la sardiñada que se hacía aquí en el día de San Ginés, porque me gusta seguir las tradiciones. Además sigo participando con la comisión de fiestas, pidiendo por las casas dinero para su celebración, una tradición que por desgracia se está perdiendo y que me gusta mucho realizar.

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