La calidad de las aguas de Raxó mejora paulatinamente. Después de que el pasado invierno la Xunta calificase la playa como "no recomendada para el baño" tras una acumulación de análisis con malos resultados, las pruebas en esta temporada estival están demostrando que los trabajos de mantenimiento están teniendo su efecto, según el ejecutivo municipal.

Desde el momento en el que se conoció la mala noticia para Raxó, el Concello inició un plan para regular el control de vertidos al riachuelo que desemboca enmedio del arenal de Raxó. Tras numerosas inspecciones técnicas, se fueron solventado durante meses muchas de las malas canalizaciones domésticas, que vertían aguas de desecho en el citado torrente, lo que provocaba la contaminación y los malos resultados en los análisis. Estas inspecciones todavía se siguen llevando a cabo, ya que la población crece en el verano. De hecho, recientemente se descubrieron dos nuevos casos de malas conexiones en viviendas domésticas de uso estival.

La Xunta ha llevado a cabo seis análisis de las aguas del arenal durante esta temporada de baño. Y todas han ofrecido unos resultados óptimos. De hecho, la gran mayoría (cinco) dieron una calificación de excelente. Tan solo una tuvo un repunte de agentes contaminantes, aunque por debajo de los parámetros que se consideran nocivos.

"La calidad de las aguas permitiría solicitar la Bandera Azul", explica el regidor, Luciano Sobral. Paralelamente a los exámenes de la institución autonómica competente, el Concello realiza cada 15 días los suyos propios con Viaqua. "Los resultados coinciden", añade Sobral. Sin embargo, la Xunta impone unas condiciones férreas que impedirán que Raxó vuelva a optar al distintivo al menos hasta 2020, en el caso de que acumule cuatro años de análisis positivos. Con la vista puesta a largo plazo trabaja Poio para solventar de la mejor manera el problema de los vertidos en Raxó.