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Memoria de las mujeres represaliadas en Marín

Un acto organizado por "Memoria Histórica" recuerda a las mujeres víctimas del franquismo

El acto celebrado en el Museo Manuel Torres reunió a numeroso público. // S.A.

La Asociación pola Recuperación da Memoria Histórica de Marín, que preside Enriqueta Otero Molas, celebró ayer en el Museo Municipal Manuel Torres una jornada en recuerdo de las mujeres represaliadas por el franquismo.

El acto se inició con la inauguración, de la mano del parlamentario Luis Bará, de la exposición "Do gris ao violeta", que aborda esta y otras temáticas relacionadas con la historia de las mujeres, y se completó con la charla "A represión sobre as mulleres tras o golpe de Estado do 36" de la periodista Montse Fajardo.

La conferencia abordó las distintas tipologías de represión que sufrieron las mujeres. Aquellas comunes con los hombres: asesinato, cárcel, depuración o exilio, y también las de corte sexista que las tuvieron a ellas como principal objetivo: rape, ingestión de aceite de ricino, tatuaje de la piel o agresiones sexuales.

La periodista vilagarciana habló de varias mujeres marinenses que las sufrieron como Josefa García Pena e Ramona Couso, apodada A Cunicha, encarceladas por ser evangélicas o las hermanas de Cantodarea Ramona y Adelina Otero "As Casqueiras", condenadas por su labor sindical. A la hora de explicar los castigos sexistas, Fajardo habló de mujeres como Asunción Berea, esposa del militar del polígono Janer Joaquín Moreda, que tras el fusilamiento de este por negarse a apoyar el golpe fue violada por falangistas de A Coruña ante sus hijas.

La maestra de Seixo Dolores Cea o Eladia Milleiro, ambas separadas de las aulas por los golpistas, fueron otras de las marinenses que se recordaron ayer en el museo Manuel Torres.

La ponente ahondó en el hecho de que más allá de la represión directa sufrida por algunas mujeres, el franquismo supuso un castigo para todas, pues puso fin a los avances que habían empezado a vislumbrar durante la II República, quedando sometidas a los designios de la Iglesia y la Sección Femenina. Destacó además el hecho de que fueron las mujeres las que, en el tiempo del terror, tejieron redes de solidaridad en las cárceles o con las familias perseguidas y también las que burlaron el silencio impuesto guardando y transmitiendo a las generaciones siguientes la memoria de lo ocurrido.

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