El pasado viernes finalizó la temporada de furanchos en Poio. Y lo hizo con unas cifras muy similares a las de 2016. En total, entre los meses de diciembre y junio, estuvieron disponibles en la localidad un total de 13 locales.

El municipio contó durante 2017 (y el último mes de 2016) con una cantidad de furanchos inferior a la del año pasado, cuando fueron 14 los particulares que apostaron por ofrecer comida y bebida en sus pequeñas bodegas o bajos.

Del número total, dos fueron nuevas aperturas. "Forno", ubicado en la calle Muíño, y "A de Rita", en Ucha de Abaixo. Mientras, "Manolo O Vello", "Xatruvo" y "Mosteiro", que otros años funcionaron en Albar, Camiño Fonteiriñas de Casalvito y Camiño Lamoseiros, respectivamente, no abrieron en 2017.

De este modo, los 13 locales se repartieron a lo largo de la geografía poiense en cuatro de las cinco parroquias. Raxó solo acogió uno, "Elías", ubicado en Avenida da Praia. Mientras, San Xoán fue la zona donde más se concentraron esta temporada los furanchos. Fueron siete en total: "Moncho", "Do Caballero", "Do Caballero II", "Punto Limpo", "Tizón", "A de Rita" y "Sin Frenos". Se repartieron entre Casalvito, Pereiro y Ucha.

Por otro lado, San Salvador cerró la temporada con tres, ubicados en Encoirados, Pinela y Muíño. Fueron "De Jota", "De Pepe" y "Forno", respectivamente. Por último, la parroquia de Combarro tuvo a disposición de los consumidores dos ubicaciones furancheiras: "A de Aurita", en Camiño de Loureiro, y "A Candieira", en Cela. Samieira fue la única parroquia del municipio que este año no contó con actividad de furanchos.

Inspecciones

La campaña especial de inspecciones llevada a cabo por la Policía Local reflejó que alguno de estos locales presentó "pequeñas anomalías" a la hora de cumplir con la ordenanza. "Fueron simples infracciones leves, como tener televisión o similares", explican desde el equipo de gobierno.

Además, la actividad policial hizo que también se detectasen dos locales no incluidos en esta lista de 13 que carecían de los permisos necesarios bien fuese por las condiciones del local o por no tener licencia de actividad. En este sentido, la Policía dio parte a Aperturas, que tramitó los expedientes oportunos para que el Concello actuase en consecuencia. Según informaron fuentes del grupo de gobierno, "a estos locales se les exigió inmediatamente el cierre".