A una semana de que comience oficialmente la estación estival, la ola de calor ya está aquí, si bien las altas temperaturas no han sido una excepción a lo largo de los últimos meses, con jornadas de playa incluso en febrero. Pero ayer los termómetros volvieron a saldar los límites de los 30 grados, frontera que se superó en la ciudad de Pontevedra y en otros municipios próximos. Fue el caso de Poio, Cotobade y Caldas, por ejemplo, si bien a medida que se avanzaba hacia el oeste, en dirección a la boca de la ría, los termómetros mostraban una tendencia a la baja. Así, en Sanxenxo apenas se superaron los 26 grados y en A Lanzada no se llegó a 28.

Aún así, la jornada invitaba a buscar alivio para el calor de cualquier manera posible, una tarea que previsiblemente se multiplique durante el fin de semana y en los próximos días, para cuando se anuncian temperaturas asfixiantes. Esta ola de calor, unida al fin de semana, provoca un total éxodo a las playas, como ya ocurrió ayer.

Un ejemplo se pudo ver en el arenal fluvial del Lérez, pero ninguna de la ría quedaba ayer despejada de usuarios.

La estación de Meteogalicia de Campolongo, en Pontevedra, fue una de las que registró valores más altos, de 30 grados, y con sensaciones térmicas aún más elevadas, aunque en este último apartado, destacó el caso del Castrove, en Poio, con 35 grados. Tampoco Cotobade se libró de superar esa barrera.

Este calor, unido a la falta de lluvias, mantiene en niveles bajos los ríos de la comarca. En el caso del Lérez, su caudal no llegó ayer a 9 metros cúbicos por segundo, tres veces menos que lo que se registraba hace un año.