- Usted llevó a cabo una experiencia maravillosa y pionera, purificando la raza en una isla ¿en qué consistió ese proyecto?
-Tengo una gran amistad con el profesor Xosé Luis Méndez Ferrín, teníamos la idea hace muchos años de hacer un santuario del caballo de Pura Raza Galega (PRG) en la islas Cíes, en concreto en la de San Martiño, pero la historia no fraguó. Yo que soy cabezón (sonríe) continué con la historia y conseguimos despertar el interés del Parque Nacional Illas Atlánticas para poder implantar una manada de 4 yeguas y un semental en la isla de Sálvora, que tuvo tradicionalmente desde hace siglos explotaciones ganaderas, pero desde hace 40 o 50 años había una manada de caballos cruzados entre sí, con una endogamia que causaba mortandad y degeneración genética, de modo que esos animales no tenían valor. Apostamos por implantar una manada en colaboración con el Parque Nacional y la Xunta y por primera vez en la historia de la raza creamos un santuario.
- También por primera vez controlan una manada por GPS
-Si, vía satélite observamos los movimientos de los animales dentro de la isla, una observación que nos ha llevado a descubrimientos muy curiosos, como por ejemplo que a determinadas horas del día o de la noche se aproximan a la zona norte de la isla, la más próxima a Aguiño, siempre paraban allí a pastar y estaban allí reunidos. Es una planicie donde no hay nada, ni siquiera es una zona de pasto y nos comentaron que hubo asentamientos romanos o prerromanos en ese mismo espacio de la isla, es algo muy curioso: siempre se reunían allí, hay algo que los atrae, está clarísimo.
