- ¿Qué le parece las limitaciones que plantea la alcaldesa de Barcelona?

-No puedo responder a eso de forma simplista, acabo de estar un mes en Barcelona investigando sobre este tema y por ejemplo como usuario de hotelería sé las dificultades que se plantean, he sufrido las consecuencias y considero que cuando hay desbordamientos turísticos hay que tratarlos con instrumentos adecuados. Ada Colau y su equipo de gobierno se enfrentan a una situación que estaba desbordada antes de que ellos estuviesen ahí, es un problema que tiene que abordar una administración con unos objetivos muy precisos, porque como planteábamos hay que saber conjugar los efectos positivos y la limitación. Me parece muy bien lógicamente la regulación, pero eso no significa prohibir el turismo, no hay que prohibir el turismo sino pensar en qué limites debemos situarlo, todo ello para que la sociedad que sea receptora del turismo viva al menos con los mismos niveles de confort que tendría sin turismo o con uno dentro de límites aceptables. Es un gran debate porque el problema del turismo son los desbordamientos, que ahogan a los vecinos, pero ante ello no cabe una actitud antiturística irracional, no, se trata de estudiar, planificar y con los distintos agentes buscar las mejores soluciones.

- ¿Tienen un excesivo peso en el debate agentes con intereses en el sector?

-Si, a veces los problemas surgen porque quien domina la agenda política o el debate sobre la realidad son los que están en el propio sector, a veces incluso sectores informales, eso es un problema; por eso me parece muy bien que la administración coja el toro por los cuernos y se enfrente, en ese sentido hay que valorar muy positivamente la actitud del Ayuntamiento de Barcelona.