El proyecto deportivo con el que el Concello quiere reemplazar al frustrado centro lúdico de A Parda superará los diez millones de euros de inversión y tendrá como eje central un pabellón de gimnasia, que absorberá la mayor parte de esa cifra, alrededor de los seis millones. Este pabellón se diseñará mediante un concurso de ideas que permita elegir el mejor proyecto.

Mientras tanto, los servicios técnicos trabajan ya en el proyecto para urbanizar los terrenos, unos 34.000 metros cuadrados ubicados detrás de la estación del ferrocarril donde se comenzó a edificar en su día, por iniciativa de la Xunta, el centro lúdico y que quedó abandonado poco después al quebrar la empresa adjudicataria. Esos terrenos fueron cedidos por Renfe hace casi dos décadas en virtud de un convenio urbanístico que propició la ejecución de la actual Ciudad de Piedra.

Las estructuras del frustrado centro lúdico serán eliminadas en su totalidad y en su lugar está previsto levantar dos pabellones y urbanizar el resto del terreno. Un estudio elaborado por el Concello concluyó que esas estructuras apenas son aprovechables como mucho en un 20%, pero ni siquiera se llegará a ese porcentaje de reaprovechamiento.

Zonas verdes

Cerca de la mitad de la superficie ámbito de actuación se destinará a usos mixtos, entre aparcamiento, circulación y zonas deportivas al aire libre. Son 15.000 metros cuadrados que permitirán el estacionamiento de 220 coches, pero que también podría albergar eventos deportivos al aire libre. Además, otros 9.500 metros cuadrados serán para zonas verdes de uso lúdico, es decir, un gran parque.

El Concello confía en la colaboración económica de la Secretaría Xeral para o Deporte. A finales de marzo, el alcalde, Miguel Fernández Lores, se reunió con su titular, Marta Míguez, y regresó anunciando el compromiso de que ese organismo aportaría dos millones de euros para el pabellón, si bien la promesa aún debe plasmarse por escrito.

La intención es firmar un protocolo de colaboración este mismo año para elaborar ese recinto de gimnasia, que compartirían el Centro Galego de Tecnificación Deportiva (el CGTD, dependiente de la Xunta) y los clubes del municipio.

Según el diseño en marcha, la zona deportiva contará con dos pabellones. Uno es un polideportivo de carácter modular con una pista polivalente y capacidad entre 1.500 y 2.000 personas. El otro será un pabellón especializado en la gimnasia, apto para campeonatos y pruebas oficiales. Ocupará unos 1.400 metros cuadrados. Ambas superficies destinadas a usos deportivos cubiertos contarán con un total de 8.500 metros cuadrados.

El gobierno local señala que el protocolo con la Secretaría Xeral para o Deporte establecería aportaciones económicas para los años 2018 y 2019, de modo que en ese último año de mandato pueda disponerse como mínimo de la parcela urbanizada y los pabellones en obras.

Hace unas semanas comenzó a elaborarse el proyecto de urbanización y el pliego técnico para el concurso restringido de los pabellones. El gobierno local no se atreve a establecer un calendario concreto para su convocatoria, si bien confía en que pueda llevarse a cabo este año y que también antes de que finalice se reciban las propuestas, para una licitación abierta.

Selección

El proceso de licitación tendrá una primera fase en la que las empresas interesadas podrán presentar sus propuestas. Se evaluará, fundamentalmente, la solvencia técnica y la experiencia en construcciones de tipo deportivo. Se realizará una selección de las diez propuestas más interesantes. Un comité de expertos se encargará de escoger la propuesta que reúna las mejores condiciones deportivas y arquitectónicas. Primará que el proyecto sea funcional arquitectónicamente y también desde el punto de vista deportivo. También que se trate de una instalación "de calidad".

El complejo lúdico deportivo de A Parda, proyectado desde hace una década, nunca llegó a cuajar y su defunción definitiva se certificó hace un año, cuando quedó desierto el concurso convocado entonces para adjudicar de forma conjunta la gestión de las piscinas de Campolongo y la ejecución y posterior explotación del recinto detrás de la estación. Ni una sola empresa se interesó por ese concurso dada la elevada inversión exigida (al menos seis millones de euros entre ambas instalaciones) y la dudosa rentabilidad que se esperaba. Desde entonces, las piscinas de Campolongo son la "gran víctima" de todo este proceso.