Una exposición llamada a ser retrospectiva y que el fallecimiento del artista ha obligado a reconvertir en antológica repasa en el Museo la intensa trayectoria de Luis Caruncho (A Coruña, 1929- Madrid, 2016), un creador de múltiples intereses (grabado, fotografía, pintura, escenografía, escultura…) y gestor cultural homenajeado por la institución cultural capitalina, que exhibirá varias obras de la colección personal del autor y otras apenas conocidsas en España.

Sempre Caruncho (1929-2016) es el título de esta exposición comisariada por Miguel Fernández Cid y que abrirá sus puertas mañana a partir de las 20 horas. Exhibirá más de 60 obras de un autor “mal conocido, que no desconocido”, precisa el crítico de arte “pero se ignora su evolución, hay una tendencia a identificarlo con obras de los años 70 cuando es mucho más, Caruncho da para muchos heterónimos e incluso para artistas con distinta trayectoria”.

Así, la exposición huye no solo de acotar la imagen del autor sino que se propone sugerir nuevas lecturas “y que la gente se quede con ganas de más”.

Como novedad, se exhiben varias obras de la colección personal de Luis Caruncho y “otras que se vendieron en los años 70, habían salido fuera de España y nunca se exhibieron”, señala Miguel Fernández Cid. Éste acompañó esta mañana a la viuda del artista, Tatiana Ribic, al diputado provincial de Cultura, Xosé Leal, y al director del Museo de Pontevedra, Carlos Valle, en la presentación de la muestra, que reserva otras sorpresas como piezas que el autor elaboró en su primera etapa como artista.

De hecho la exposición arranca con el primer autorretrato de Luis Caruncho. Tenía 19 años pero se pinta mayor, tal vez a semejante de cómo se veían otros autores. En adelante pasarán décadas hasta su primera individual, que realizó con 40 años, una trayectoria que se va testimoniando con distintos trabajos, hasta la última pieza, de gran formato, realizada dos años antes de morir y en la que “da un paso más en su proyecto de avanzar hacia el constructivismo, una obra compuesta de piezas de madera y posteriormente ensambladas”, explica Miguel Fernández Cid.

Éste se refirió a la generosidad del artista fallecido “que quitaba tiempo de su propia obra para dedicarla a proyectos colectivos”, a su inicio tardío (“empieza tarde, vinculado a un proyecto arquitectónico, lo que hace que su obra tenga vocación mural”) y a que volvía en distintos momentos sobre los mismos temas a partir de otros materiales y perspectivas.

Por su parte, la viuda recordó al presentar la exposición que en su última visita a Galicia Luis Caruncho acudió al Sexto Edificio del Museo con motivo de la inauguración de la muestra de Elena Colmeiro, así como el sueño del artista de un museo dedicado al constructivismo con su obra y la de otras autores. “En una ocasión le preguntaron cómo le gustaría que se le recordase y él respondió: como una persona que no ha perdido el tiempo. Prueba de que lo logró es que están ustedes aquí”, señaló a los periodistas.

En el mejor museo de Galicia, como lo felicitó Miguel Fernández Cid, podrá visitarse “Sempre Caruncho (1929-2016) hasta el 9 del próximo mes de junio en el Sexto Edificio del Museo.