El sindicato Comisiones Obreras denunció ayer que los educadores de la ciudad infantil Príncipe Felipe están sufriendo agresiones por parte de menores conflictivos que han sido desviados al centro a través del convenio que la Xunta de Galicia tiene con la Diputación provincial.

José Ramón Piñeiro, secretario comarcal del sindicato, aseguró que un educador había sufrido rotura de costillas, otro había terminado con un brazo roto y una mujer embarazada se vio obligada a solicitar la baja. En opinión del sindicato, la situación se ha agravado por el empeño de la Consellería de Política Social de enviar a menores a las instalaciones que deberían ir a otro tipo de centros como el Avelino Montero, "que se encuentra saturado".

"El Príncipe Felipe es un centro de protección de menores desfavorecidos socialmente, pero están ingresando otros con otro perfil, con trastornos psicológicos, psiquiátricos o que consumen drogas. Son jóvenes que han agredido a sus propios padres en la calle o que están acusados de agresión sexual", recalcó Piñeiro.

La Xunta y la Diputación tienen un convenio mediante el cual el gobierno autonómico aporta 130.000 euros anuales de los más de diez millones de presupuesto al que se enfrenta la Diputación. En total, hay 196 plazas, de las cuales cerca de un centenar se cubren con jóvenes desviados por la Consellería de Política Social.

"Es un centro para niños de protección, y muchos de los que se están mandando son de reformatorio", incide el sindicalista.

En ocasiones, los altercados se producen porque los educadores se ven obligados a defender a los menores, por lo que acaban siendo agredidos ellos.

"La Consellería debe aportar soluciones. Hemos hablado con la Valedora do Pobo, hemos intentado reunirnos con la presidenta de la Diputación y vamos a hablar con el delegado territorial de la Xunta para poder hablar con el conselleiro", anunció Piñeiro, que también dijo que solicitarán un encuentro con el fiscal de menores.

En opinión del sindicato, si el informe de los técnicos del centro no da el visto bueno al ingreso de los menores conflictivos, este no debe producirse. Asimismo, considera que se podría crear una unidad específica para estos jóvenes, para impedir que interactúen con el resto de menores de la ciudad infantil.

"Se está convirtiendo al Príncipe Felipe en un cajón desastre", se lamentó José Ramón Piñeiro.