"Nada vuelve a ser igual después de que el feminismo llega a ti. Una vez que incorporas esta perspectiva, todo cambia". Son palabras de la técnica de Igualdad y profesora Mar F. Cendón, que ayer impartió el taller "Cómo el feminismo nos cambia la vida", en la Universidad de Vigo. El curso ahondó en la historia y desarrollo de este movimiento desde sus inicios hasta nuestros días. Cendón recalcó que no hay ámbito en el que la desigualdad por razones de género no esté presente, motivo por el que abogó por la necesidad de incorporar formación específica en los planes de estudio universitarios.
-¿De qué manera se aborda un taller sobre feminismo?
-La idea es que esta fuese una propuesta abierta, porque había un perfil muy variado de participantes y que fuese un primer acercamiento para desmitificar ideas o conceptos sobre el feminismo y para entenderlo. Sobre todo, nos centramos en trabajar cómo el género es una categoría política, como establece relaciones de poder y qué implicaciones tiene eso en nuestras vidas. Es un sistema totalmente ficticio, aunque esté basado en una categoría natural, o aparentemente biológica, que existe como realidad material, pero sobre la que se hace una construcción cultural.
-¿A qué momento de la historia hay que remontarse para dar con los orígenes del feminismo?
-El feminismo como movimiento está estructurado a partir de las revoluciones ilustradas del siglo XVIII, sobre todo en el ámbito occidental, pero hay experiencias feministas anteriores. Hay mujeres que con su forma de relacionarse, con su forma de transmitir discurso y de crear otro tipo de representaciones ya estaban teniendo un comportamiento o un posicionamiento que ahora mismo, desde nuestra perspectiva, podríamos ver como feministas. Realmente, feministas hubo toda la vida: mujeres o personas que rompieran esa norma hubo toda la vida, no es algo que inventásemos ahora en el siglo XXI. Las primeras revoluciones se pueden ubicar en la burguesía en el ámbito anglosajón y en el francés.
-¿Y en Galicia? ¿Cuándo se inicia ese movimiento?
-La historia en Galicia y España es mucho más subjetiva. Hay que partir de la base de que aquí nos encontramos entonces en una situación socioeconómica muy diferente y eso nos condicionó mucho. Igual que en los otros ámbitos, hay figuras que podemos reconocer como feministas. Una muy destacada es Rosalía de Castro. Se reivindica muchas veces como literata pero se olvida esa figura feminista. Muchos de los precedentes en España son figuras gallegas: Concepción Arenal, Emilia Pardo Bazán... No había un movimiento como tal, pero sí que había figuras que estaban creando discurso y debate político a finales del siglo XIX y principios del XX.Como movimiento organizado, debido a la dictadura, tenemos que esperar a finales de la década de los setenta.
-¿Las mujeres eran feministas sin saberlo?
-Claro, al no haber un movimiento como tal, era difícil que se pudieran identificar, pero su discurso y sus prácticas sí son identificadas como feministas. Pero eso pasa hoy mismo; hay muchas mujeres que no se identifican como feministas o no quieren verse como tal pero tienen comportamientos de este tipo.: un comportamiento empoderado, de crítica con la norma heteropatriarcal.
-¿Por qué existe esa visión del feminismo como algo negativo?
-Porque es un discurso radical que está cuestionando un sistema de creencias, de valores, y que crea mucho malestar a esas personas que están en una situación más privilegiada o en una situación de poder. Eso es algo por lo que se nos cuestiona mucho. También está la falsa creencia de que hay que ser feminista o adoptar una postura neutra, cuando esta última significa un reforzamiento de las relaciones de poder y de la desigualdad. La ruptura de esto hará mucho por la desestigmatización de la figura del feminismo.
-También se tiende a decir que el feminismo es el equivalente al machismo...
-Porque eso es algo que funciona muy bien en las campañas en contra del feminismo. En realidad, se siguen manteniendo esos estereotipos y prejuicios que no tienen nada que ver. Hay mucha ignorancia y mucho temor a acercarse y conocer esta corriente de pensamiento, de práctica, que en realidad busca la libertad de las personas. El error es pensar que el género o el feminismo afecta solo a las mujeres, cuando es algo que afecta a todas las personas.
-¿Ha habido avances en los últimos años?
-Sí, a muchos niveles. La visibilidad de las mujeres es mayor en muchos campos, no solo de las mujeres, sino de personas que ocupan lugares feminizados, como pueden ser las personas transexuales, intersexuales, personas que no cumplen la heteronorma... Además, haciendo un análisis a nivel institucional, hay más mujeres ocupando puestos de responsabilidad. Tenemos un corpus de derechos, aunque no son algo de lo que podamos estar muy seguras, que no pensábamos hace treinta años y eso es gracias al feminismo. El hecho de que haya talleres como este en el ámbito universitario era impensable. Y muchas otras cosas, como que podamos vivir nuestras vidas de una forma diferente que nuestras abuelas no podían ni soñar. Aunque estemos en una época de confrontación, porque hay mucha tensión, también hay muchos avances que hay que visibilizar.
-¿El hecho de que una mujer se reconozca feminista públicamente le puede afectar?
-Sí, está claro que sí. Hay muchas feministas que trabajan en las redes sociales o en ámbito digital que han recibido amenazas de muerte. Han llegado a sentir su vida en peligro. No solo te estigmatizan, sino que te ponen en una situación de peligro.
-¿Qué queda por trabajar en este ámbito?
-Nos queda mucho. Nos queda que esto no sean experiencias excepcionales, que este tipo de talleres se incorporen en todos los ámbitos, no solo en las Ciencias Sociales.
-Y que acudan más hombres...
-También. Que se entienda como algo transversal que afecta a todo el mundo.
