La tasa de incidencia de la tuberculosis en el área sanitaria de Pontevedra y O Salnés es la más elevada, con diferencia, de toda Galicia. Mientras que la gallega es de poco más de 21 casos por cada 100.000 habitantes, en el complejo hospitalario pontevedrés es de 31,5, es decir, 1,5 veces más. Son datos aportados por los especialistas del Sergas con motivo de la celebración del Día Mundial de la Tuberculosis, que tiene lugar cada 24 de marzo.

Según las últimas cifras facilitadas por la Consellería de Sanidade, la incidencia de la enfermedad en Pontevedra duplica la de otras zonas sanitarias como la de Lugo, la menor de Galicia, donde es de menos de 14 casos por cada 100.000 habitantes. En el área de Vigo es de cerca de 21. La que más se aproxima a la de Pontevedra y O Salnés es la de Santiago, con una tasa de 28.

"A mediados de los noventa se inició el programa gallego de control y prevención de la tuberculosis porque Galicia tenía una incidencia de la enfermedad muy alta respecto al resto de España y Europa. Algo estaba fallando. Con él se crearon las unidades de control de tuberculosis, UTB", señala Luis Anibarro, responsable de la del CHOP

"En las UTB se centraliza la atención y control de enfermos, sus contactos y las personas con riesgo de desarrollar la enfermedad", explica.

Con dicho plan se logró reducir la incidencia de la enfermedad en la comunidad autónoma, que en 1996 era de casi 72 casos por cada 100.000 habitantes.

"En Pontevedra tenemos una incidencia muy superior. En general, en la costa, históricamente, siempre ha habido más casos que en el interior. Aquí registramos unos 90 casos nuevos al año, un par de ellos por semana, aproximadamente", señala el médico.

Anibarro destaca que desde que una persona se contagia de la enfermedad hasta que es diagnosticada pueden pasar frecuentemente hasta tres meses. Se refiere a la tuberculosis pulmonar, que es la única que se contagia. Esta supone un 52 por ciento de los casos, mientras que la de localizaciones extrapulmonares representa un 37 por ciento. También la hay mixta, con un 11 por ciento de los enfermos. Las más graves de las extrapulmonares son las meningitis y las diseminadas. Las más frecuentes se localizan en ganglios y en la pleura.

"Uno de los objetivos del programa de tuberculosis gallego es la atención rápida. Aquí no tiene que haber lista de espera. Aquí vienes y recibes una atención rápida y eficaz. Nuestra preocupación es si un paciente tiene que esperar, que no se vaya, que no se canse...", expone.

El contagio se produce por vía aérea, cada vez que el enfermo tose o habla, momento en el que salen las bacterias que las demás personas pueden inhalar.

"Una cosa importante que hay que destacar es que la mayor parte de la gente que está infectada nunca enferma. Su inmunidad es capaz de contener pero no de eliminar esta bacteria. Está con ella durante años o incluso toda la vida. En un porcentaje de ellos, esa bacteria se reactiva y tiene una tuberculosis que vuelve a empezar y a contagiar", informa el doctor Anibarro, que indica que la mayoría de ellos no llegan a enterarse de que están infectados.

Los factores de riesgo más importantes para desarrollar enfermedad tuberculosa son el VIH, el haber estado en contacto reciente con enfermos contagiosos, insuficiencia renal, tratamientos inmunosupresores, trasplantados y silicosis. "En estas personas, y también en algunas otras situaciones, hay que hacer un estudio para ver si están infectados y aplicarles un tratamiento preventivo, consistente en matar la bacteria que está todavía latente, dormida, antes de que se puede desarrollar, el pulmón, contagiar..."

Los tratamientos preventivos se aplican cuando una persona está infectada pero todavía no enferma. Son los que se ponen en marcha en los centros escolares o de trabajo tras diagnosticarse un caso. Para ello, existen dos tipos de prueba, el análisis de sangre y la prueba de la tuberculina. "Si estás infectado, el tratamiento dura entre tres y nueve meses. Son pastillas", afirma el responsable de la UTB del CHOP.

"Si enfermas es porque alguien te ha contagiado. Las momias de Egipto tenían tuberculosis y las incas, que no tenían nada que ver, también. El contagio en nuestro caso es siempre por vía aérea. Aquí en Galicia todavía puede darse alguno a través de la leche de vaca, pero está prácticamente erradicado", explica.

Por lo general, se evita el ingreso de los enfermos en los hospitales, porque el riesgo de que contagien en el entorno sanitario es mayor que el que lo hagan en el familiar, donde ya han estado en contacto con los otros miembros.

La vacuna para la tuberculosis es la BCG, "pero de eficacia muy dudosa". "En Galicia se dejó de poner en los años 80 porque no es necesaria si hay un buen control", según Anibarro.