De gimnastas a entrenadoras en un período de 20 años con el denominador común del Club Saraiba como fondo. Iria Aboal (Poio, 1986), Paula Piñeiro (Poio, 1988) y Eva Piñeiro (Poio, 1990) acumulan buena parte de su vida ligada a la gimnasia rítmica y son claves en su asentamiento en Poio.
-Premiadas por su propio municipio. Imagino que será un orgullo.
-Es un enorme reconocimiento a todo nuestro trabajo. El año pasado el Club Saraiba cumplió 20 años y nosotras ya estábamos ahí en su nacimiento y seguimos con él ahora, primero como gimnastas y ahora como entrenadoras. Se ha valorado un poco la fidelidad y el compromiso con un club y con un deporte.
-La gimnasia rítmica es una disciplina durísima. ¿Qué les hace seguir ligadas a ella después de tanto tiempo?
-Te tiene que gustar. Reconocemos que es un deporte muy duro. Hay que dedicarle muchas horas como deportista y luego, como entrenadora más, porque además de las horas de pabellón, hay que estar en casa dándole vueltas a la cabeza, preparando cursos y coreografías. La pasión por nuestro deporte es fundamental. Luego está el cariño que nos transmiten las niñas, que llena muchísimo y hace que todo sea muy bonito.
-Tiene que ser duro exigir tanto como el deporte demanda a unas niñas tan pequeñas.
-Sí, claro que lo es. En este deporte se empieza a muy temprana edad. A niñas de seis años se les exigen responsabilidades que a otras no se le piden hasta los diez. Nosotras estamos acostumbradas, pero aún así te duele. Hay momentos de bajón pero otros son satisfactorios, como cuando ves a la gimnasta en la pista y lo hace bien. Si gana una medalla es lo más, pero nos conformamos con ver que ellas disfruten.
-¿Es más difícil destacar en un pequeño municipio como Poio?
-Es que hemos sido la única representación del Concello de Poio en un campeonato nacional de gimnasia rítmica. Es un deporte dificilísimo, porque es subjetivo ya que depende de unos jueces. Es muy complicado estar al nivel que estamos con tan pocas horas como disponemos y las humildes instalaciones que tenemos. Pero representar Poio a nivel nacional es un orgullo.
-¿Se consideran pioneras en Poio en cuanto a la gimnasia rítmica?
-¿Por qué no admitirlo? Sí. Al principio, cuando nos dieron el premio, no entendimos muy bien porqué. Nos decíamos a nosotras mismas que no habíamos hecho nada para merecerlo. Pero luego, analizándolo en frío, nos dimos cuenta que llevamos 20 años en un pabellón trabajando día a día. Hemos logrado asentar la gimnasia rítmica en Poio. Seguro que otra gente lo merece más, pero creemos que nosotras también tenemos nuestro mérito. Haber ganado el premio es un subidón que nos ayuda a seguir trabajando todavía más fuerte.
