El portavoz de Marea Pontevedra, Luís Rei, negó cualquier tipo de injerencia de otros responsables de la agrupación, como el alcalde de Santiago Martiño Noriega, o el portavoz en el Parlamento gallego, Luis Villares, en la decisión de abstenerse para posibilitar la aprobación de los presupuestos 2017. En los últimos días ambos representantes de En Marea lanzaron un llamamiento al entendimiento entre Rei y Lores para aprobar los presupuestos locales y al mismo tiempo no poner en riesgo los pactos en otras ciudades y municipios de Galicia. En todo caso, el pacto "in extremis" de ayer en Pontevedra abre la puerta a un acuerdo entre Compostela Aberta y el BNG en Santiago.

Rei reiteró que "esto no fue un intercambio de cromos" y recordó que tras la convocatoria del pleno extraordinario para debatir únicamente el documento del gobierno local, Marea volvió a tender la mano al BNG para tratar de llegar a algún acuerdo que posibilitase la aprobación de las cuentas y evitar así la paralización del Concello.

Rei subrayó que acudir a la cuestión de confianza y moción de censura -que serían la consecuencia de no aprobar los presupuestos- supondría "dos meses de inestabilidad" en el Concello y dos meses de "dinámicas diabólicas y de tensión intolerable en todas las fuerzas políticas" de la corporación. Una estrategia en la que "quien iba a marcar el ritmo sería el PP". "A nosotros nos parece mejor enfocar nuestras energías a mejorar un presupuesto que permita que el gobierno pueda seguir gobernando Pontevedra", explicó el portavoz de la Marea al término de la sesión.

Durante el debate, Rei reiteró que, con sus votos, "nunca harían alcalde a nadie del PP", ni tampoco votarían como regidor de Pontevedra a una persona que contara con el apoyo de los populares. "Yo mismo no aceptaría ser alcalde con los votos del PP", aseveró.

Antes de llegar al entendimiento que permitiría la abstención, Rei negó que las cuentas del BNG "fuesen hijas del diálogo y muchos menos hasta la extenuación" -como previamente aseguró Lores-, ya que, al menos en el caso de Marea, el grupo de gobierno los atendió "media hora" y se limitó a responder "no" a cada una de sus propuestas. Este presupuesto fue "un menú de plato único", resumió Rei, en el que sin las aportaciones de la Marea, que se cifran ahora en un millón de euros aproximadamente, se desatendían cuestiones sociales, como la renta social, el transporte público, o se omitían inversiones en proyectos demandados por algunos barrios, como Lourizán, explicó.

Rei criticó a un gobierno "que se atrinchera en informes" elaborados contra reloj por unos técnicos "que comprometen su neutralidad", además de articular una política económica "nada transparente". Antes de lograr que el gobierno asumiese sus propuestas, Marea instó al BNG a "cambiar de actitud", a "dialogar", a lograr acuerdos que requieren "cesiones recíprocas" y darse cuenta, siete meses después de las elecciones "que no tienen mayoría absoluta".