Si el conflicto con los vendedores está larvado desde hace meses y amenaza con provocar una nueva derrota plenaria del gobierno local, la brecha entre el BNG y la oposición es aún más grande en el caso del presupuesto para 2017 y la sesión de hoy, en la que se analizará este asunto, puede tener consecuencias imprevisibles. De hecho, el equipo de Lores todavía no sabe cómo resolver la controversia. Su borrador presupuestario, por unos 73 millones de euros, fue enmendado por todos los grupos de la oposición, de lo que salieron unas nuevas cuentas, ya dictaminadas pero con el rechazo total del BNG, que no está dispuesto a aceptar un presupuesto "que va contra el modelo de ciudad".
Por ello, en el pleno de hoy acude con la intención de presentar un voto particular para que se acepte el documento inicial. Esgrimirá para ello una cascada de informes encargados en los tres últimos días a los servicios jurídicos y económicos con los que trata de anular el acuerdo alternativo y conjunto de PP, PSOE, Marea y Ciudadanos. Esgrime que "no cuadran las cuentas" y duda de la legalidad de algunas de las modificaciones.
Ante el más que previsible rechazo a esta pretensión, al BNG solo le queda retirar el asunto del orden del día y no descarta formular una cuestión de confianza, una vía que obliga a la oposición a pactar un candidato propia para la Alcaldía en el plazo de un mes. De no lograr ese acuerdo, Lores sería ratificado en el cargo con el añadido de que sus presupuestos quedarían automáticamente aprobados.
Esta situación límite se produce después de que hace justo un año el BNG lograra aprobar las cuentas de 2016 aprovechándose de la baja quirúrgica de un edil del PP, una maniobra que la oposición nunca perdonó y de la que se resarce ahora, un año después. También acusan al gobierno local de "falta de diálogo" y "no admitir que carece de mayoría absoluta".
