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Un sueño a 35.000 euros de distancia

Marco Díaz es un piloto de motos de Caldas de 11 años que necesita patrocinadores para poder competir en una categoría superior

Marco levanta el pulgar junto a varias motos. // FDV

Galicia se le queda pequeña, pero su sueño de poder competir a nivel nacional está a 35.000 euros de distancia. A Marco Díaz, un niño de Caldas de Reis de 11 años, le sobra talento. Pero le falta sustento económico. Tras haber sido campeón de la comunidad en diferentes modalidades, este piloto de motos aspira a dar el salto a las categorías de ámbito estatal, pero sus padres ya no pueden asumir los gastos que conlleva el salto de categoría a Moto 4.

Al acabar la última temporada, realizó una prueba con un equipo en Cheste y le dijeron que había cumplido las expectativas. Si podía pagarse la moto, el mantenimiento, la licencia y los viajes, su plaza estaba asegurada. Entonces sus progenitores comenzaron a buscar patrocinadores. El plazo de inscripción finaliza en noviembre y, de momento, nadie se ha atrevido a invertir su dinero en la joven promesa del motociclismo.

"En Galicia no hay circuitos ni tradición motera. Es difícil encontrar patrocinadores", se lamenta Juan Díaz, el padre de Marco. El único motero de la familia traspasó su afición por los vehículos de dos ruedas a su hijo, que se inició en el mundo de las motos con tres años, con una minimoto de gasolina. Luego llegó la competición oficial, con seis. Y ahí aparecieron los primeros títulos y las primeras caídas. En una, se rompió la clavícula. Una lesión que ya tiene superada y que le ha hecho ser más fuerte. También a sus padres, que pese al riesgo, aseguran que les haría ilusión que su pequeño pudiese ser piloto de motos: "Al menos hasta donde le dé su talento. Es una pena que, a día de hoy, no pueda continuar su progresión. Es como si superas todos los cursos de Primaria pero no puedes acceder al instituto".

Juan Díaz asegura que no queda otra que ser realista. "No somos pesimistas, somos realistas. Está muy difícil que el chico pueda competir y él lo tiene asumido". Padre y madre se han dedicado estas últimas semanas a mandar una multitud de correos electrónicos repartidos entre cualquier establecimiento, empresario o administración pública que se les ocurriese. "Algunos te contestan que ya tienen el cupo de publicidad cubierto. Otros, que el motocicilismo no les interesa. Y los últimos, que les gustaría echarte una mano pero casi no tienen dinero ni para ellos mismos. Las administraciones ni se mojan", expone el padre.

Juan reconoce que si no se logran el dinero, a Marco no le quedará otra que seguir compitiendo en torneos regionales. Quizá no progrese, pero será el mal menor. "Obviamente hay que disputar los estatales para tener repercusión, pero es lo que hay", admite.

De este modo, la familia de Marco Díaz apura estas últimas semanas buscando uno o varios mecenas que le permitan cumplir el sueño a su hijo. Un sueño que se ha ganado a base de talento y esfuerzo. A veces, los títulos no valen de nada en un deporte en el que prima el dinero. Pero Marco todavía confía en que la justicia vital y el dinero hagan su aparición para continuar su carrera llegue.

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