Gracias a filtraciones de plataformas como Wikileaks los ciudadanos europeos tuvieron conocimiento del TTIP (Transatlantic Trade and Investment Partnership), acrónimo del Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones que se negocia a puerta cerrada entre la Unión Europea y EE UU. Se trata de una "constitución de las multinacionales" contra la que se han levantado numerosas organizaciones, entre ellas Boa Vida, que mañana celebrará a partir de las 12 horas un acto reivindicativo en A Peregrina en el que también participará la ONG Amarante y voluntarios de la parroquia de Monte Porreiro. También ha invitado a Ekaiz a disertar en Pontevedra sobre el TTIP
-¿Qué es el TTIP?
-En realidad es un tratado que tiene como fin crear un mercado de unos 800 millones de consumidores y el 60% del PIB mundial entre las dos principales potencias del mundo, que son Estados Unidos y la Unión Europa. Como las barreras arancelarias a ambos lados son bastante bajas lo que se plantea por primera vez es equiparar, reconocer de forma mutua las regulaciones a ambos lados, y eso es lo que está despertando grandes protestas a ambos lados del Atlántico.
-¿Por qué las protestas?
-El comercio no solo es una herramienta para fijar precios de los alimentos, es también un instrumento para que los gobiernos puedan tomar decisiones políticas sobre cuestiones que nos incluyen a todos como la salud pública, el medio ambiente, derechos laborales o cualquier cuestión relativa a nuestros derechos civiles, entonces tratar de equipararnos con una sociedad que es tan distinta a la nuestra con la única intención de hacer frente a las potencias emergentes como China, Brasil o India es lo que es potencialmente devastador.
-Numerosas organizaciones advierten de un escenario con menores derechos laborales, menor protección del medio ambiente, una reducción de la seguridad alimentaria e incluso de los fármacos ¿es real esa amenaza?
-Honestamente es imposible prever cómo algo de estas características va a afectar, ni de forma buena o mala, la única herramienta que tenemos es observar las dinámicas que se vienen produciendo en la UE y las relaciones con Estados Unidos en cuanto a esos temas que ha señalado. ¿Y cuando las observamos qué vemos? Vemos que si se están reduciendo, o no pero si se está perdiendo la ambición, en cuestiones como el medio ambiente, estamos viendo como han entrado ya arenas bituminosas, que son uno de los combustibles más peligrosos, por la costa vasca, vemos como nuestros agricultores gallegos están vendiendo la leche a precio más barato que el agua, sin necesidad de ningún tratado, la pregunta es ante esas dinámicas que están siendo nocivas para nuestros productores y consumidores cómo un tratado que no cambia los automatismos que han venido produciéndose los últimos años sino que profundiza en ellos puede ser realmente positivo.
-¿Por qué tanto secreto con el TTIP?
-Las negociaciones de un tratado de estas características deben de tener algún espacio para discreción, son cuestiones muy complejas y como en una partida de poker no puedes enseñar las cartas al adversario, eso es una cosa, pero otra, que es lo que está ocurriendo con el TTIP, es la opacidad, que está sirviendo para confirmar las sospechas que tiene la opinión pública. Los tratados han sido secretos siempre, lo que ahora ocurre es que con las filtraciones de Wikileaks y de Greenpeace se confirman las sospechas.
-¿Se desregularizarán muchos sectores?
-En cuanto a los transgénicos, la carne hormonada etc honestamente creo que el problema del TTIP no es ese, si que es cierto que vamos a ver una desregulación progresiva o como a las normativas actuales se les pone un techo, en el futuro lo veremos.
-¿A quién beneficia el tratado?
-Está diseñado para beneficiar a las empresas trasatlánticas más grandes, esa mentalidad de que lo que es bueno para las multinacionales es bueno para el resto se remonta a los años 80, a la creación de la OMC y a las rondas de negociación de los GATS (el Acuerdo General sobre el Mercado de Servicios) que tienen ese fin, el TTIP no es otra cosa sino profundizar en la liberalización de determinados sectores y la creación de órganos para facilitar el comercio y la inversión de las grandes empresas en detrimento de otras consideraciones como puede ser la salud pública o el medio ambiente.
-Deduzco que a quien va a perjudicar es a todo el que no sea dueño de una multinacional
-Vamos a una sociedad globalizada en un mercado cada vez más grande donde las pequeñas empresas y los pequeños productores cada vez tendrán que hacer frente a una competencia mayor, las dinámicas a las que tenderemos en el futuro serán eso. El TTIP no va a ser el golpe final a los agricultores, a los pequeños productores, sino que será el mercado globalizado quien provocará o que desaparezcan o que se reduzca el tamaño del sector.
-¿Cómo ciudadanos podemos hacer algo?
-Es la pregunta clave: el ciudadano habitualmente refrendaba de forma tácita las propuestas de unas determinadas elites económicas y políticas, lo que ha ocurrido es que ahora se ven tan vapuleados por las consecuencias que a lo máximo que aspiran es a salir a la calle y protestar, pero desde mi punto de vístalo que hay que hacer ahora, que se paran las negociaciones por las elecciones en EEUU, Alemania y Francia, es que la opinión pública exija a sus líderes un debate de calidad que estime las consecuencias socioeconómicas que va a tener y exigir un cambio en la negociación en la UE si es que es necesario.
-¿Caminamos hacia un nuevo feudalismo?
-Sin duda, lo que expongo en mi libro es que ya no estamos en un escenario de neoliberalismo, esto ya no es liberalismo, volvemos al feudalismo, hemos pasado a un estadio totalmente distinto y el futuro se plantea un escenario cada vez más parecido al Antiguo Régimen.
