Un año más los antiguos alumnos y alumnas del desaparecido colegio Minerva de Pontevedra se reunieron ayer y ya van 42 años consecutivos. Esta "xuntanza" sirve para que todos ellos compartan anécdotas de los viejos tiempos y disfruten de un día de confraternidad.
El artífice de esta reunión ha sido uno de ellos, Gonzalo Soliño, que desde hace unos años se ocupa de que esta comida se continúe celebrando. Él cuenta que cada vez son menos los que asisten pero que seguirán reuniéndose año tras año como se ha hecho hasta ahora. Gustavo recuerda la primera reunión que celebraron, allá por el año 1974, en la que se juntaron alrededor de 100 comensales.
Gustavo Soliño recogió el testigo del creador de esta reunión, otro de los ex alumnos ya fallecido, David Campos. El fue el alma mater de este encuentro que ha conseguido reunir año tras año a parte de los ex alumnos de este colegio pontevedrés.
Este año han asistido a la XLII xuntanza un total de 20 antiguos alumnos que disfrutaron tanto de la misa como de la posterior comida. La mayor parte de ellos ya rondan los 80 años y algunos incluso llegan a los 90. Gonzalo afirma que año a año la gente va envejeciendo y se vuelve mucho más difícil reunirlos a todos.
Antes de la comida, los alumnos acudieron al Santuario de la Virgen Peregrina. En este lugar celebraron un acto religioso para rendir un homenaje a aquellos alumnos y profesores del desaparecido colegio Minerva que ya han fallecido. La misa fue oficiada, como en anteriores años, por el párroco de Placeres, Jesús Acuña, también antiguo alumno "minervista".
Tras finalizar el acto religioso todos ellos se dirigieron al restaurante donde tuvo lugar una comida. El lugar escogido como también lo ha sido otros años es el Casa Digna situado en la zona de Corbaceiras.
Los veinte antiguos alumnos disfrutaron en este restaurante de una agradable comida que se alargó hasta bien entrada la tarde.
Colegio Minerva
El desaparecido colegio de Minerva no era interno si no que los alumnos acudían a clase por las mañana y tarde. Al colegio acudían estudiantes desde infantil hasta octavo de EGB.
Algunas de las anécdotas que ocurrieron en este colegio quedaron registradas en un libro escrito por uno de los alumnos, Rafael Vilageliu. En este recopilatorio de anécdotas también se incluye una serie de fotografías.
Las imágenes de libro de Rafael Vilageliu ayudan a recordar cómo era el colegio y los alumnos que estudiaban en el por aquel entonces.
A la tradicional reunión que se celebra cada año acuden alumnos de todos los cursos tanto del colegio masculino como del femenino. El colegio de hombres se situaba encima de la antigua cafetería Los Castellanos en la calle de la Oliva. El femenino se encontraba al final de la calle Peregrina, en un primer piso.
