GALERÍA | Dos incendios activos en Caldas de Reis y Cotobade // FdV GALERÍA

Tras un mes de julio con casi total ausencia de lluvias y caracterizado por unas temperaturas más elevadas de lo habitual, el fuego hacía presencia ayer, un verano más, en la comarca de Pontevedra. Y lo hacía con dos incendios de nivel 2 en Cotobade y Caldas de Reis. Este último, a pesar de iniciarse en la parroquia de Saiar, afectó, sobre todo a causa del viento, a la zona de Vilagarcía, a los lugares de Castroagudín y el polígono de O Pousadoiro. En total se desalojaron 15 casas en el lugar de Vilanova, en Tenorio, y diez en Castroagudín, así como una decena de empresas por la proximidad del fuego. Las primeras cifras, al cierre de esta edición, hablaban de 200 hectáreas arrasadas en Cotobade y otras tantas en Caldas-Vilagarcía.

Cotobade vivió ayer uno de los días más tristes de este verano con un incendio que comenzó a media tarde. La situación más peligrosa se vivió en la parroquia de Tenorio, donde se llegó a temer por la seguridad de los vecinos de la zona, cuyas casas se encontraban cercanas al lugar hacia donde avanzaban inexorablemente las llamas. A las diez de la noche habían sido desalojados medio centenar de vecinos del lugar de Vilanova.

Eran las 17.20 horas cuando las llamas prendían en Tenorio, un fuego que se mantuvo activo durante horas. Lo que parecía que se iba a quedar en un suceso menor y tan solo un susto, pronto se convirtió en un incendio que activó todas las alertas, tanto de los servicios de emergencias como de los vecinos de la zona, que fueron desalojados.

Cuando era media noche, el incendio seguía sin controlar y había avanzado hacia otros lugares de la parroquia, incluso hacia Bora, en el municipio de Pontevedra donde no se descartaba el desalojo de nuevas viviendas. Eran más de 200 las hectáreas que habían ardido.

Tal y como confirmó el alcalde de Cotobade, Jorge Cubela, las llamas comenzaron en una pista que sube hasta el lugar de Xesteira. En un principio, los vecinos de Tenorio pensaban que había sido en un depósito de agua que se encuentra en un terreno propiedad de la comunidad de montes.

El fuego continuó su camino sin que los medios de extinción fuesen capaces de evitarlo y llegó hasta el lugar de Vilanova, una zona más poblada, de unos 200 habitantes. Allí se procedió a desalojar, según el alcalde, a medio centenar de vecinos de unas 15 casas. Además, se habilitaron el colegio público y el pabellón municipal para que pudiesen pasar la noche a resguardo. "

Cubela, que estuvo en continuo contacto con la Consellería de Medio Rural, aseguró que la prioridad en todo momento, además de frenar el avance del fuego, era salvaguardar la seguridad de los habitantes de las diferentes parroquias. Hasta Cotobade se trasladó también el delegado territorial de la Xunta, Xosé Manuel Cores Tourís.

Medio Rural declaró, como medida preventiva, la "situación 2" en el incendio forestal. Se trata de una clasificación que tiene lugar por la proximidad del fuego al lugar de Vilanova, tal y como informó la consellería.

En el control del fuego trabajaron dos agentes, diez brigadas, cuatro motobombas, dos palas y nueve helicópteros, que pese a todo, no fueron capaces de frenar la destrucción de las llamas en su totalidad. Además, colaboraron en las tareas de extinción efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME).

GALERÍA | Labores de desalojo de los vecinos de Tenorio. // Gustavo Santos

El más complicado de todos los trabajos fue el desalojo de los vecinos que, quizás por desconocimiento de la gravedad del incendio, quizás por miedo a perderlo todo, se negaban a abandonar las inmediaciones de sus hogares y de los de sus familiares y amigos. Pese a todo, su trabajo, codo a codo, con los medios de extinción, fue básico para proteger las casas.

"Los vecinos se volcaron en ayudar los unos a los otros. Lo hicieron mojando las casas con mangueras y cubos", explica Aitana Carballeira, del bar As Kovas, en Tenorio.

"Las carreteras continúan cortadas y la gente se está moviendo porque no se quieren quedar parados", añade.

La mujer confiesa que el fuego tomó un cariz demasiado grande como para que fuese fácil extinguirlo. "Por eso todo el mundo quiere ayudar, porque veían como ardían las fincas y sacaban a los animales para salvarlos. Los Bomberos no dan hecho", subraya.

En medio de ese ritmo frenético de salvamento y solidaridad, una familia se quedó atrapada en el interior de su casa por el humo, una circunstancia que también dificultó su rescate.

El incendio ha conmocionado al Concello de Cotobade, que en los últimos meses ha sido noticia por su fusión con el vecino Cerdedo y que no podía imaginar que un incendio forestal de es calibre fuese a tomar el control de la zona. Los vecinos no recuerdan uno igual desde el año 2006, cuando tuvo lugar la oleada de fuegos que había afectado a toda Galicia y en la que Cotobade fue uno de los municipios más afectados.

"La gente tiene mucha pena, están asustados. También hay un sentimiento de miedo porque el viento no ayudó en ningún momento, todo lo contrario, propició que las llamas se extendieran", se lamenta la mujer.

Caldas-Vilagarcía

Los vecinos de Castroagudín, en Vilagarcía, están siendo desalojados // Cedidas

Casi un par de horas antes del incendio de Cotobade se prendía la llama en Caldas de Reis, a las 15.51 horas, concretamente en la parroquia de Saiar. También en esta ocasión fue decretada la medida preventiva "situación 2" por la proximidad del lugar de Castroagudín.

El incendio afectó a Caldas y Vilagarcía en el Monte Xiabre, pero sobre todo al segundo de los municipios citados. Permanecía activo al cierre de esta edición después de haber quemado más de 200 hectáreas de monte.

Y no solo eso, sino que las llamas que se creían controladas a la altura del polígono industrial habían cruzado la carretera Caldas-Vilagarcía y avanzaban hacia el campo de golf, al tiempo que en las laderas de Xiabre se apreciaban hasta siete focos diferentes.

Todo esto obligó a evacuar una decena de viviendas en Castroagudín -varias familias se negaron a abandonar las casas- y otras tantas industrias asentadas en el parque empresarial de O Pousadoiro, además de ser atendidos por los servicios médicos algunos vecinos con síntomas de intoxicación provocada por la intensa humareda.

Participaron en el control del fuego un técnico, cinco agentes, 14 brigadas, seis motobombas, dos palas, un tractor, diez helicópteros y dos aviones.