El Boletín Oficial de Estado (BOE) publica ayer la incoación del expediente para declarar Bien de Interés Cultural, con la categoría de monumento, el Pazo de Quintáns, en la parroquia de Noalla.

Ahora se abre un periodo máximo de 20 meses para que la declaración como BIC se consolide, ya que, en caso de que no se consiga, se producirá la caducidad del expediente en el caso de que en los 60 días posteriores el Consello de la Xunta no apruebe el correspondiente decreto o si alguna persona solicita el archivo.

El Pazo de Quintáns es un singular inmueble que ejemplifica la relación de un edificio relevante con su entorno, tanto en los aspectos de su importancia histórica como en la generalidad de sus valores culturales, en este caso, determinantes para configurar la idea propia de un paisaje y territorio de O Salnés, el salinense, en el que aparece ya citado este núcleo desde tiempos muy antiguos. Así lo tesmonia López Ferreiro: "Santo Estevo de Noalla era la verdadera tierra de las salinas, que dio nombre a aquella desde mediados de él siglo X".

Tal y como se describe la motivación del expediente incluida en el BOE, el Pazo de Quintáns se presenta en su contexto como el lugar de referencia de la antigua jurisdicción de A Lanzada, tierra de vida y comercio desde el siglo VIII antes de Cristo, como evidencian las excavaciones históricas y recientes del yacimiento costero.

Características

En este pequeño conjunto homogéneo se conservan el pazo, la capilla, las construcciones auxiliares y el hórreo. A ello, se suman los espacios verdes: patios, plaza frontal, jardín y huerta murada, todos ellos con una configuración adquirida desde finales del siglo XVI como posible evolución de la torre del Casal de Moldes, y en su caso, heredera de su relevancia histórica.

La calidad formal y constructiva de la edificación se extiende a los distintos elementos que la componen, no sólo a la edificación residencial principal, y alcanza su plenitud y singularidad en espacios tan excepcionales como los miradores abiertos en el recinto murado de la huerta, el mirador en la cornisa del jardín barroco o la galería abierta al vendaval, construcción de buena calidad de distintas tipologías de cantería y mampostería que alcanzan factura singular en el tratamiento de esquinas y finales.

Su condición de privilegiada atalaya del paisaje destaca en el patín y en la dicha galería de 19 vanos y 250 vidrios.