Como cada año par, la tradicional procesión del Chucurruchú del Gremio de Mareantes salió ayer de la basílica de Santa María en el marco de la programación religiosa de la Octava del Corpus Christi. Se trata de un acto organizado por la propia parroquia para que esta tenga presencia en la celebración, ya que esta iglesia pertenece al popular gremio.

José Luis Arellano, presidente del Gremio de Mareantes, aseguró ayer que se plantean recuperar las imágenes para salir en procesión en la próxima Octava de Santa María, conocida popularmente con el sobrenombre del Chucurruchú. Se trata de las de San Miguel, San Juan, San Mauro y la Virxe Branca. "Han dejado de salir desde hace años, un poco por la desidia y la falta de relevo, así que nos estamos planteando recuperarlas para la procesión de dentro de dos años, la de 2018", confirma Arellano.

En la de ayer, el cetro del Santísimo fue portado por el vicario episcopal, Don Calixto Cobo, mientras que el presidente del Gremio de Mareantes llevó la insignia de Teucro, fundador del arrabal, con dos ángeles construyendo un cáliz con la santísima forma.

Las octavas son las prolongaciones de ocho días de las fiestas a las que hacen mención. La Octava del Corpus fue implantada en la Iglesia Católica en el siglo XIII.

En la historia de Pontevedra siempre destacaron más la procesiones del Corpus que las de la Semana Santa. En su caso, la del Chucurruchú tuvo gran importancia. Arellano recuerda que durante siglos se celebró y que fue durante los años de la República que se paró. "Por la falta de apoyo institucional, el Gremio de Mareantes se hizo cargo de los gastos, pero cuando este perdió poder adquisitivo fueron las parroquias las que asumieron esta responsabilidad", recuerda Arellano.

En 1925 se recuperó la Octava de Santa María. La cofradía del Corpo Santo se había refundado el año anterior con ese propósito en concreto. Salió a la calle de mañana el 18 de junio. Recorrió durante dos horas las calles cercanas a la basílica: Amargura, Real, Arzobispo Malvar, Maceda y Campillo, con salida y llegada a Santa María a través de la empinada Santa María.

Por aquel entonces, abrían la procesión gigantes y cabezudos, seguidos por las imágenes de cuatro santos acompañados de grupos de gaitas. En 1925, un miembro del Gremio de Mareantes portó la insignia de Teucro, mientras que el doctor Enrique Marescot, como vicario de la cofradía, condujo el cetro del Santísimo.