Tras las quejas de hace unos días de numerosos comerciantes del centro histórico por la proliferación de pintadas y grafitis en las paredes y puertas de sus establecimientos, numerosos vecinos se han sumado también a estas denuncias, toda vez que los autores de estos gráficos también utilizan las fachadas de las viviendas para sus prácticas. Una residente de la calle Isabel II ha mostrado su indignación por las pintadas que aparecen en el exterior de su inmueble, en especial en la puerta del garaje, por la calle Sor Lucía. "Ya la he tenido que cambiar tres veces y una vez incluso le plantaron fuego", lamenta esta mujer, que añade que cada puerta puede rondar los 600 euros. Este tipo de elementos son un blanco habitual de los autores de pintadas, por lo que son muchos los vecinos que ya evitan limpiar las puertas "ya que si la ven limpia, la vuelven a pintar", añaden. Por ello, se suman a los comerciantes para pedir más vigilancia y, sobre todo, más educación cívica.