El buen tiempo animó en la mañana de ayer a cientos de pontevedreses a acudir a la calle Sierra para recorrer los puestos del mercadillo. Una parte de ellos representa el nuevo perfil de clientes a los que se referían ayer los vendedores.

"Además de porque se está más cómodo me gusta más aquí el mercadillo porque hay mucha gente nueva, que nunca había venido y ahora se anima cada vez más", subraya Javier Tartabull, otro de los vendedores que afirma que "los clientes también están más contentos" con el nuevo emplazamiento de los puestos de venta.

Otros aspectos que elogian los clientes son un mayor espacio y que las mercancías se oferten ordenadas sobre mesas.

La mayor afluencia de vendedores no se deja sentir en la mayoría de los puestos. "A mi la verdad es que las ventas me han bajado, pero empieza a venir gente nueva y confío en que suban", explica Alberto Reboredo, que lleva un año vendiendo en el mercadillo. "Al principio la gente está despistada pero se acostumbrará y tampoco está tan lejos de A Verdura", añade.

Por su parte, José Manuel afirma que "las ventas son parecidas" pero hay nuevos clientes, "personas que antes no venían porque había follón y tenían miedo" y ahora han convertido a la calle Sierra en una de sus paradas en la mañana del domingo.

En paralelo, otro de los efectos del traslado se percibe en el entorno de la calle Sierra, donde diversos establecimientos, tiendas y locales de hostelería, abrieron sus puertas en la mañana de ayer y aprovecharon el tirón de público del mercadillo de antigüedades.