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Expertos y Concello constatan el aumento de las "tecnoadicciones" entre los jóvenes

Los servicios municipales inician un estudio para determinar el alcance del problema - Doce años, media de edad de usar el primer móvil - Se estima que el 21% podría estar en riesgo

La imagen de Eric Smith que se hizo viral: un hombre, absorto en su móvil, no ve la ballena jorobada.

"Si que estamos preocupados por el tema", reconoce Patricia González, del Equipo de Prevención de Conductas Adictivas de Pontevedra, a propósito del auge de las llamadas tecnoadicciones. Tras consultar los estudios preliminares realizados por esta unidad sobre usos abusivos de dispositivos móviles, tabletas y ordenadores en jóvenes, el Concello pone en marcha un estudio que busca determinar el alcance de estos hábitos de riesgo entre los adolescentes y, llegado el caso, diseñar una estrategia de prevención.

El estudio se centrará en los alumnos de primero a cuarto de Enseñanza Secundaria Obligatoria, precisamente porque el arranque de esta etapa formativa es clave en la incorporación al uso del móvil. "Se lo suelen comprar los padres en la fiesta de Reyes en el año de paso al instituto con la idea de tenerlos localizados", explica la profesional del Equipo de Prevención.

A partir de ese momento, que suele producirse alrededor de los 12 años, la mensajería y las redes sociales serán claves en sus relaciones y en su modo de expresión ante el grupo; a los jóvenes más retraídos les abrirá puertas de comunicación y, en paralelo, se multiplicarán los riesgos ligados al exceso de exhibición pública.

"Ni siquiera en esto ellos tienen toda la responsabilidad", añade la misma fuente, "porque de hecho desde que nacen colgamos su foto en nuestro Wasap" (una aplicación para smartphones que te permite enviar mensajes gratis). Se trata de una primera exposición pública que se multiplicará en los próximos años en forma de fotos de fiestas, encuentros y viajes, selfies, rastros en los chats etc, prácticas que han implicado cambios profundos en los conceptos de intimidad y privacidad.

La ONG Protégeles Spain (el centro de seguridad en internet para los menores en España, dependiente del Safer Internet Programme de la Comisión Europea) cifra en un 21% el porcentaje de jóvenes en riesgo de convertirse en un adicto a las nuevas tecnologías, es decir que presenta una conducta disfuncional.

A mayores, otro 1,5% ha desarrollado ya una conducta adictiva a internet, según una investigación sobre adolescentes realizada por esta ONG que en los últimos 5 años ha realizado "intervenciones legales y/o psicológicas en más de 4.000 casos", indican sus portavoces.

Añaden que "con la expansión que está experimentando la utilización de los smartphones entre los menores de edad, se produce un nuevo fenómeno: el de la conexión permanente. Ya no es necesario acceder a internet a través de un ordenador clásico, y la recepción de correos, la participación en redes sociales o el ocio digital son ya casi ininterrumpidos".

El perfil del tecnoadicto es el de un adolescente entre 14 y 21 años; son los nativos digitales, los llamados millennials, que invierten gran parte de su tiempo en esa presencia conectada continua, a su vez en un país, España, que es el que tiene el mayor número de smartphones de Europa.

De hecho, Telefónica constató en 2014 que el 87% de los españoles consultan constantemente su móvil, así que las prácticas de riesgo no son exclusivas de la población joven sino que se extienden a los adultos.

Según la compañía Flurry, que monitorea unos 1,3 mil millones de dispositivos en distintos países del planeta, en 2013 un total de 79 millones de sus usuarios eran adictos al smartphone y lo revisaban más de 60 veces al día; en marzo de 2014 la cifra había subido a 176 millones, es decir en un año el crecimiento en el número de adictos fue del 123%.

Esta nomofobia, como ha sido denominada la adicción a los teléfonos móviles, es especialmente acusada en los nativos digitales.

"Su generación está absolutamente ligada a la tecnología, es el espacio en el que habitan y hacen lo que todos los adolescentes, conversar, interactuar, ligar, chismorrear... El problema es el límite", señala uno de los psicólogos clínicos consultados ayer por FARO y que también constata que "cada vez es mayor el número de padres que me llegan para consultar consumos abusivos del móvil por parte de los hijos".

Treinta de cada cien adolescentes tienen contactos virtuales con desconocidos y la mayoría no percibe el riesgo de desarrollar una dependencia del móvil, las redes sociales o la mensajería instantánea en un permanente proceso de conexión, interrelación y exposición. El Ministerio de Sanidad considera estas adicciones demasiado nuevas para predecir su evolución y teme que el 10% de los jóvenes esté abusando de la tecnología.

Son hábitos de riesgo "que no trastornos", precisa la técnica del Equipo de Prevención de Conductas Adictivas, "que han de interferir en la vida diaria, es decir que los jóvenes dejen de hacer cosas, por ejemplo ir al cine o hacer deporte, por estar conectados; o que solo tengan amigos virtuales y solo se relacionan a través de las redes sociales, se trata de un perfil que antes no existía y que ahora emerge... Si que nos hemos dado cuenta de que hay un problema, porque las adicciones no son solo a sustancias sino también a comportamientos y la única forma de afrontar lo es investigar".

La imagen que ilustra esta página se convirtió rápidamente en viral. La captó el fotógrafo Eric Smith (@esmith_images) en Redondo Beach, California: un hombre, absorto en su móvil, se pierde el impresionante paso frente a su velero de una ballena jorobada y su cría. Al colgarla en Instagram la tituló "Un signo de los tiempos".

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