"El proceso renovador del arte gallego y los pensionados por la Diputación de Pontevedra 1925-1936" es el título de la conferencia que el historiador del arte y profesor de la Universidad de Santiago Antonio Garrido ofreció en la primera jornada del XIV Memorial Filgueira Valverde, "Catro fitos na Pontevedra de Castelao", que comenzó ayer en el Museo.
-¿Qué importancia tuvieron las pensiones a los artistas en aquella época?
-Mucha, porque se pensionó a artistas que fueron vitales para el proceso de renovación del arte gallego, como Carlos Maside, Manuel torres, Arturo Souto, Laxeiro y Colmeiro. Son cinco artistas que publicitaron las pautas de comportamiento que había en Galicia respecto al arte.
-¿De qué modo cambiaron sus trayectorias esas ayudas?
-Hubieran llegado al mismo punto al que llegaron, pero de una forma más tranquila. A Maside, por ejemplo, se le concede en el curso 1926-27 y consiguió renovar esa pintura galleguista que todavía estaba anclada en el siglo anterior introduciéndola en las nuevas tendencias y vanguardias europeas. El resto, cada uno en su estilo y en lugares diferentes, aportaron distintas pautas de renovación que van a consolidar un corpus de imagen que es el que se va a configurar como el arte gallego.
-¿Cuándo se concedió la primera pensión?
-Nacieron en paralelo con el proceso de creación de las diputaciones españolas. En cuanto se promulga la primera Constitución, la de Cádiz de 1812, uno de los primeros decretos es la creación de las diputaciones para atender a las necesidades de las diferentes provincias. Así surgieron las ayudas al desarrollo del arte y la cultura.
-¿En qué consistían?
-Eran becas para estudiantes, para gente joven. Como había muchos solicitantes, se le concedía a aquellos con mejor curriculum porque se consideraba que eran los que mejor podía aprovecharlas. La mayoría de los becados se iban al extranjero, como Maside, que se fue a París. Y eso era una oportunidad única para la Galicia y la España de aquellos años. Si no fuese por estas pensiones, sería prácticamente imposible que los artistas de la época hubiesen viajado fuera del país, donde podían conocer y entrar en contacto con otras realidades artísticas del momento.
-Castelao nunca fue becado por la Diputación...
-No, porque Castelao pertenecía a una generación anterior. Era mucho mayor que estos cinco artistas. Él solicitó una beca de mayor rango, a nivel nacional, que era de investigación porque él ya había participado en certámenes de pintura y le habían concedido una medalla por sus exposiciones de principios de siglo. Las pensiones de las diputaciones se le quedaban pequeñas. Además, había otra cuestión: él era médico y no quería abusar de una ayuda que era fundamental para otras personas que no tenían los recursos para poder salir fuera.
-Pero fue un gran renovador...
-Efectivamente. Castelao, con su idiología galleguista tan clara, pretendía renovar el arte costumbrista que había del siglo XIX. Estaba muy preocupado, en las primeras décadas del siglo XX, en buscar y darle unas claves de identidad gallegas pero con una modernidad determinada. Su idea era buscar una serie de iconos típicos de Galicia y transferirlos al arte. Pero se puede decir que él tuvo la idea pero no la materializó, fueron Maside, Laxeiro, Colmeiro...
-¿De qué manera bebieron estos artistas de su obra?
-Si no hubiese existido Castelao, probablemente no se hubiese dado este proceso renovador que hubo en Galicia. Eso está claro. El que estaba más ligado a él era Carlos Maside, porque era el mayor de todos. Además, estaba muy involucrado a todos los movimientos galleguistas. Tanto por ideología como por sentimiento patrio, fueron los dos que tuvieron una conexión mayor.
-¿La obra artística de Castelao sigue siendo una gran desconocida?
-Hay una época fantástica, que es la de principios de siglo hasta los años veinte. Es su etapa modernista, que se puede disfrutar en el Museo de Pontevedra. Después, lo que hace es darle ideas a los pintores más jóvenes con objeto de que fueran haciendo evolucionar el arte y ponerlo en paralelo con lo que se estaba haciendo por el resto de Europa manteniendo un código gallego.
