Benito Villaverde, uno de los vendedores más antiguos del mercado de antigüedades auguraba ayer que con el traslado de la feria a la calle Sierra, la Plaza de A Verdura "estará muerta dentro de seis meses".

"Han venido hoy a informarnos, pero nosotros queremos seguir aquí. En realidad, la culpa de todo esto ha sido del Concello, porque les decían a los vendedores que el que primero llegase que se instalase, por eso han venido tantos", critica.

En su opinión, a los bares de la zona primero les interesaba la presencia del rastro porque dinamizaba la zona, "pero ahora ya molestamos".

Del mismo modo, Ángeles Búa y Carmen Rey, madre e hija y vendedoras, mostraron su temor ante el traslado. "Sí, habrá vigilancia los primeros días, pero después ya no. Realmente, estamos muy descontentos", señalan.

Sin embargo, algunos hosteleros manifestaban ayer su satisfacción por el nuevo emplazamiento. "Podremos instalar nuestras terrazas sin discutir Así no estaremos apretados ni unos ni otros", afirma el responsable del bar El Baúl.

Por su parte, Álvaro Ibaibarriaga, propietario del Pintxo Viño, se mostraba ayer feliz: "Me parece perfecto el traslado. A mí todo esto me ha supuesto un juicio y una multa de 600 euros por desobediencia, que me han dicho que me llegará esta semana. Tenían que haber tomado cartas en el asunto hace años".