Brujas, trasnos, ánimas, hombres lobo, vampiros, fantasmas... Todos ellos tuvieron cabida ayer en las celebraciones de Samaín, una jornada que desde hace milenios marca simbólicamente el paso a la estación invernal y el fin de la temporada de cosechas. Los capitalinos lo festejaron ayer con diversas actividades, la mayoría pensadas para los más pequeños de la casa.

Éstos fueron los protagonistas de "Paseando entre caveiras", el programa celebrado por el Museo, que se vio obligado a duplicar el número de plazas de este taller ante la alta demanda de plazas, que finalmente se agotaron en menos de media hora.

La actividad se proponía "trabajar la imagen de las calaveras desde el mundo del arte entre los más pequeños", señala la organización, pero despojándolas de dramatismo. Así, los niños fueron invitados a buscarlas entre las obras expuestas en el Sexto Edificio y el Sarmiento, en una gimcana cultural que dio paso durante la tarde a la Noite dos Calacús.

Ésta se celebró en la plaza de A Verdura, donde los niños y sus familias tuvieron oportunidad de aprender a tallar calabaza y decorarlas. Los participantes pudieron dejar sus trabajos por las ventanas y puertas para adornar el centro histórico o llevarlas a sus casas.

Este taller organizado por la Concellaría de Festas no fue el único de la jornada, ya que la Asociación Cultural San Cibrán también celebró una clase en la que todos los niños tuvieron oportunidad de aprender a decorar esta baya de cáscara dura.

Finalizado el taller, el antiguo colegio de Lusquiños fue escenario de un magosto en el que todos los participantes fueron invitados a degustar castañas.

Y también las calabazas y las castañas tuvieron especial protagonismo en la primera Festa do Outono que celebraron las asociaciones de vecinos Salcedo Norte y Amigos de Campolongo en el Centro Sur, la antigua residencia de la Once.

Allí se celebró un taller de tallado de calabazas, que dio paso a una sesión en la que se contaron cuentos de miedo.

En ambos casos la organización estableció premios, para el creador de la mejor calabaza decorada y para el que relató el mejor cuento de terror.

Finalmente, la fiesta concluyó con un baile de Samaín en el que los asistentes fueron invitados a participar disfrazados.

Por su parte, los interesados en saber más de setas aprovecharon la mañana del Samaín para participar en el paseo micológico que celebró la Asociación Brincabois. Fue una salida por el parque deportivo del Casino Mercantil en Mourente en el que los participantes aprendieron a identificar setas.