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Hassanna Aalia: "El futuro se lo puede plantear alguien que tenga una vida estable"

El joven refugiado participó en Pontevedra en una charla sobre la situación en el Sáhara

Hassanna Aalia, en el Pazo da Cultura de Pontevedra. // Rafa Vázquez

El activista Hassanna Aalia vive pendiente del recurso de una petición de asilo en España. El joven, torturado en varias ocasiones desde su adolescencia por defender los derechos en el Sahara Occidental, estuvo ayer en Pontevedra para participar en una conferencia de Solidariedade Galega co Pobo Saharaui, que tuvo lugar en el Pazo da Cultura.

-¿Cuál es su situación actualmente?

-La verdad es que yo, en estos momentos, no sé en qué situación estoy. Y lo digo porque, pese a tener unos papeles que demuestran que la Audiencia Nacional ha suspendido mi expulsión de España, hace poco la Policía Nacional me detuvo en Burgos cuando iba de viaje desde Galicia hacia el País Vasco. Me pararon, me bajaron del tren, me retuvieron durante dos horas en comisaría y me abrieron un procedimiento sancionador, que podría terminar en una expulsión.

-¿Le reconocieron?

-No tengo constancia de eso, pero el caso es que de todos los pasajeros del vagón en que yo viajaba me pararon solo a mí. Yo les expliqué que soy activista, les presenté el auto de la Audiencia Nacional y les dije que si vuelvo a Marruecos me esperan la cadena perpetua y torturas. Pero se comportaron de una manera que no reconocieron en ningún momento ese auto.

-¿Significa eso que tiene que llevar encima siempre esos documentos?

-Bueno, en un control en Santander, recientemente, también me paró la Policía, pero en cuanto supieron mi situación me pidieron disculpas y me aclararon que era su trabajo hacerlo así, por lo que ya no me retuvieron.

-¿Se llega a sentir uno como un delincuente en un país del que solo busca asilo?

-La verdad es que cuando tienes todos tus documentos encima y no has hecho nada, sí que te sientes así.

-¿Cuánto tiempo lleva en España?

-Justo ahora, cuatro años y 21 días.

- Obviamente, cada día contará...

-Sí, porque yo cuando salí de la zona ocupada lo hice para realizar un curso de tres meses en el País Vasco, pero el Tribunal Militar marroquí activó una orden de busca y captura. Ahora lo único que quiero es conseguir un derecho legítimo y no ser juzgado por un tribunal farsa que ya juzgó a mis compañeros y que está denunciado por Amnistía Internacional y otras asociaciones de derechos humanos, marroquíes, incluso. Nosotros somos civiles y nos juzgó un tribunal militar solo por el hecho de organizar un campamento pacífico. Es muy duro, porque son ya cuatro años y no sé hasta cuándo voy a estar aquí sin ver a mi familia.

-¿Están todos en el Sahara?

-Sí. Están todos en El Aaiún.

-Con 27 años ya ha vivido demasiado...

-Un joven que haya nacido en un país en conflicto lo ha sufrido toda su vida y es como si tuviese más edad de la que le corresponde. Yo, cuando tenía 17 años, ya recibí malos tratos derivados de esta situación política, mientras que un joven de esa edad en España u otros países está estudiando y haciendo su vida con sus padres. Ningún joven en un campamento de refugiados ha tenido una vida digna. España nos abandonó en 1975 y ahora seguimos sufriendo ese abandono. Lo que queremos como saharauis es celebrar un referéndum y que la población diga lo que quiere.

-¿Pudo estudiar?

-Estudié hasta Bachiller en la zona ocupada, pero por organizar una obra de teatro en la que se hablaba de nuestra situación, el Gobierno marroquí no me dejó continuar mis estudios. Me he formado por mi cuenta.

-¿Cómo ve su futuro alguien que ha pasado por tantas cosas?

-El futuro se lo puede plantear alguien que tenga una vida estable. Yo todavía no sé lo que va a pasar conmigo.

-¿Siente miedo?

-El miedo es algo que tenemos todas las personas. Lo tengo porque mis compañeros en el juicio han denunciado que han sido torturados, que les han arrancado las uñas, que han sido violados sexualmente con botellas de cristal. Si vuelvo me esperan todos los tipos de tortura posible. El Gobierno marroquí no quiere que se sepa lo que ocurre. La comunidad internacional debería intervenir en nuestro conflicto y salvar a nuestro pueblo. No se puede negar esta injusticia. Es preocupante, porque la gente joven no quiere seguir así y está llamando a la guerra. Yo estoy en contra de todas las guerras, porque las únicas beneficiadas son las empresas que fabrican armas. Pero la comunidad internacional y la ONU están empujando al pueblo saharaui a volver a las armas.

-¿Cómo ve la situación del pueblo sirio y su desesperación por llegar a Europa?

-Espero que sea verdad que se produzca la acogida y que no sea solo campaña electoral. Pero hay que tener en cuenta que no solo hay refugiados sirios ni unos pueden tener más derechos que otros. No puede haber refugiados VIP.

-¿Se ha sentido bien tratado en Galicia?

-La verdad es que sí. He estado varias veces aquí. He recibido el apoyo de muchos políticos, de todos los colores, pero para mí el más importante es el de la gente de la calle.

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