La enfermedad hemorrágica viral, la falta de adaptación de los nuevos ejemplares a los medios salvajes, los desbroces masivos o la falta de control de depredadores son algunas de las causas que provoca la desaparición del conejo gallego en los montes y que podría poner en jaque al futuro de la caza. Al menos de la caza menor, que arranca hoy una nueva temporada marcada por la escasez de la que antes era una de las especies más preciadas por los cazadores.

El número de cazadores federados descendió en los últimos siete años un 22%, pasando de los 7.344 a los 5.729 de 2014, según datos de la Federación Provincial de Caza. "Se está produciendo un trasvase de cazadores de caza menor a caza mayor", señala el presidente del Tecor de Portas, Manuel Martínez. Por un lado, la caza mayor reúne a mas personas en batidas y no es necesario tener perro propio, sino que van criadores, lo que favorece a los cazadores de ciudad. Y también está la falta de capturas. "Ante la falta de piezas o abandonas o te pasas a la caza mayor. Pero no es un pasatiempo barato, mucha gente abandona por desmotivación".

"Con la temporada de caza tenemos que ser pesimistas. La caza menor no levanta cabeza: aunque puede haber algún repunte, no es general y la situación es delicada", señala Martínez. Entre las causas está los problemas del hábitat para la cría del conejo. "No hay control de depredadores, por eso el zorro campa a sus anchas, también están los desbroces, que destrozan el ecosistema propicio para el conejo", señala el presidente del Tecor de Portas, responsable también de los trabajos de repoblación en los montes donde realizan la caza. En este sentido, también valoró "el esfuerzo" invertido en la reintroducción del conejo, "demasiado para los malos resultados". Y es que el Tecor puede invertir entre 9.000 y 8.000 euros anuales para introducir las especies, sin que luego siquiera puedan llegar a su vida adulta debido a su alta mortandad.

Otros problemas

Además de los depredadores, están las infecciones víricas y la falta de adaptación al medio. "El cambio de alimentación cuando los sueltas acaba con más del 50% de los conejos que crías", señala Martínez. "A la caza menor le quedan solo las aves migratorias, entre diciembre y principios de febrero, para calmar la sed del colectivo de cazadores", afirma.

Desde el Tecor piden recuperar el control de depredadores, que los desbroces del monte sean tan agresivos. "Solo pueden mejorar la situación los políticos, pero no se ve ningún movimiento. Igual es porque hay mucho intereses económicos en la cría de conejos", comenta Martínez.