Cientos de trabajadores vinculados a Ence, de su fábrica de Lourizán y de otras actividades de la compañía, así como de empresas filiales y auxiliares, se concentraron ayer dentro y a las puertas del pleno municipal para alertar al gobierno local y a los grupos municipales que rechazan la ubicación de la fábrica en Lourizán (BNG, PSOE y Marea) del "drama social y económico" que provocaría el cierre de esa planta. Por vez primera, dos representantes de la plantilla, los presidentes de los comités de empresa de sus oficinas centrales y de la fábrica, pudieron intervenir en la sesión, como ya ocurrió a principios de mes en la Diputación, para trasladar a los concejales su "preocupación" por el empleo y para echar en cara de los opositores "sus mentiras" sobre su actividad.

Desde mucho antes de las diez de la mañana, hora de inicio del pleno, los concentrados, al menos 600, ya aguardaban a las puertas del Teatro Principal. Cargados con pancartas a favor de la prórroga de la concesión de los terrenos por parte de Costas, para continuar 50 años más en Lourizán y portando carteles y pegatinas a favor del empleo. Agentes de la Policía Local y unas vallas ante la puerta custodiaban el acceso al edificio. Poco después de las 9,30 llegaba el alcalde, Miguel Fernández Lores, y buena parte de sus concejales, pero ni el más mínimo abucheo se escuchó a su paso. Ya dentro (pudieron entrar alrededor de 400 personas), cada intervención a favor o en contra de Ence era replicada con abucheos o aplausos, según el caso. Uno de los más contestados fue el portavoz del PSOE, Agustín Fernández, pero también el nacionalista César Mosquera, y Luís Rei, de Marea. Fueron frecuentes los gritos como "demagogo", "tú no eres obrero, eres funcionario", "di la verdad" o "sin empleo no se puede comprar marisco", en referencia a la alternativa marisquera que defiende el Concello para la ría, salpicaron muchas intervenciones, pero el pleno transcurrió sin incidentes e incluso el alcalde agradeció la "corrección" del público frente a antiguos episodios más violentos en el mismo escenario.

La sesión de ayer tenía, entre sus muchos puntos del orden del día, el objeto de debatir un pronunciamiento de la corporación sobre la prórroga de la concesión. No hubo sorpresas al respecto y BNG, PSOE y Marea unieron sus 17 votos para reclamar que no se otorgue, mientras PP y Ciudadanos mostraban su apoyo a la empresa y a su plantilla. Pero los protagonistas fueron los trabajadores, que permanecieron cuatro horas en la sala para asistir a los 90 minutos de debate, que arrancó con las intervenciones de Ana Cedeira, presidenta del comité de empresa de las Oficinas Centrales de Ence, y de Pedro Solo, homólogo de la fábrica, arropados por los cientos de asistentes y los secretarios comarcales de CC. OO y UGT, José Luis García Pedrosa y Ramón Vidal.

Cedeira pronunció el discurso más contundente y directo. Tras recordar que "estoy aquí porque represento a un colectivo de 96 trabajadores de las oficinas y del sector forestal, que muchos no conocen, ya que siempre dicen que en Ence solo trabajamos 200 trabajadores", cuando, según sus datos, "en Ence Pontevedra hay cerca de 400 trabajadores y trabajadoras, con empleo de calidad y salarios dignos. Y además genera empleo en más de 400 empresas auxiliares, 260 camiones de madera que entran en la fábrica, camiones que transportan la pasta de papel al puerto de Marín, suministradores de madera, contratas que talan la madera, redes de viveros, empresas silvícolas dedicadas a la repoblación y cuidado de las masas forestales, etc. Este es un dato objetivo sobre el volumen de empleo que genera Ence en la comarca de Pontevedra y en Galicia, que por mucho que traten de ignorar, no se puede esconder".

En medio de constantes aplausos de sus compañeros, algunos de ellos legados desde la Mariña lucense, Cedeira acusó a los concejales que se oponen a Ence de defender un "discurso arcaico y falso sobre la realidad productiva de nuestra empresa. Nuestra empresa produce pasta de celulosa ecológica, totalmente libre de cloro, ya que no utilizamos cloro para blanquear, sino agua oxigenada y oxígeno. Y nuestra pasta de papel la vendemos a los países más adelantados de Europa, y más exigentes medioambientalmente, como Alemania y Reino Unido". Esgrimió datos que también utiliza a menudo la dirección de la compañía: "El 95% de nuestra producción se exporta, con lo que supone de entrada de divisas, generando el 30% de la actividad del Puerto de Marín" e insistió en que "ustedes mienten descaradamente cuando afirman que nuestra fábrica está desfasada y contamina, cuando la realidad es justamente la contraria, nuestra fábrica es tecnológicamente de las más avanzadas del mundo, y la menos contaminante. Si su exagerado, malintencionado y falso discurso sobre nuestros niveles de contaminación fuese cierto, podrían haber adoptado medidas para paralizar nuestra actividad cuando PSOE y BNG gobernaron la Xunta de Galicia. Pero no hicieron nada en este sentido, porque nada podían hacer, porque nuestros parámetros medioambientales están dentro de la absoluta legalidad", un argumento que también utilizó Pedro Soto en su intervención, "más con el corazón", según él mismo confesó.

Los trabajadores también reprochan al Concello que "hablen de traslado" pero sin ofrecer alternativas de ubicación, "porque saben perfectamente que el traslado es inviable y argumentan que ofrecer una alternativa concreta no entra en el ámbito de las competencias municipales, y pasan la pelota a los demás". De hecho, en el debate posterior entre los grupos quedó desestimada una propuesta del PSOE para que la Xunta y la Diputación buscaran esas alternativas. Decayó con los votos del PP y Ciudadanos, ya que el BNG (que asume estas competencias en la Diputación) se abstuvo, actitud que molestó al portavoz socialista Agustín Fernández.

Ana Cedeira reprochó al alcalde que "nunca se ha interesado por conocer la realidad de nuestra fábrica" ni de visitarla y se pregunta ¿en qué actividad económica vamos a trabajar los empleados de Ence en Pontevedra, una vez que cierre nuestra empresa?". Al respecto, echó en cara de Lores que "cuando usted deje de ser político en activo con dedicación plena, siempre podrá volver a su puesto de trabajo de empleado público. Usted tiene una seguridad laboral que a nosotros nos quiere arrebatar, porque si cierra nuestra empresa, nosotros no tenemos un puesto de trabajo alternativo". Por ello, todos los asistentes subrayaron que "Ence en su actual ubicación, es perfectamente compatible con las demás actividades económicas y de ocio".

17 concejales en contra

Tras las intervenciones de los representantes sindicales, comenzó el debate entre los ediles, sin cambio alguno en las posturas habituales. BNG, PSOE y Marea sumaron sus 17 votos para apoyar una declaración contra la prórroga, mientras PP y Ciudadanos defienden la permanencia. El nacionalista César Mosquera admitió que "Ence da trabajo, aunque se puede discutir la cantidad, y contamina menos que hace 20 años, pero el debate no está ahí, sino en una ubicación que nunca aceptados. Ya hace 30 años hacíamos campaña contra Ence y Elnosa y nunca engañamos a nadie". En todo caso, admitió que la decisión final (sobre la prórroga) no está en manos del Concello, sino del Gobierno central.

Luís Rei, de Marea, aprovechó la intervención ante el pleno de los trabajadores para reivindicar que sea "habitual" que los vecinos tomen la palabra en estas sesiones, entre ellos "los ecologistas" e insistió en que el principal problema de Ence es el de "la ocupación de un espacio público". Reprochó a la empresa que "venga chantajeando y utilizando a los trabajadores para condenar a los pontevedreses a una cadena perpetua". Por su parte, Agustín Fernández, del PSOE, apuntó que "nuestra propuesta siempre fue la misma: Ence sí, pero no ahí" por lo que aboga por el "traslado de la actividad, no de la fábrica" a otra zona de la comarca o la provincia. Arremetió con dureza contra la dirección de la empresa, a la que acusó de "llenarse los bolsillos a costa de enmerdar nuestra ría", en uno de los momentos de más tensión y abucheos. Tras hora y media de debate y cuatro de sesión, los trabajadores abandonaron el Principal. Por delante aún quedaban casi cuatro horas más de pleno, ya sin público.