SUSANA REGUEIRA | PONTEVEDRA

Un jardín no solo se disfruta con la vista sino que es una invitación a dejarse llevar por los aromas, las texturas o hasta el sabor de algunas frutas. Lo pudieron comprobar ayer los parcipantes en la visita guiada para personas ciegas que celebró el CIFP Carlos Oroza en colaboración con la Once.

La ecolocación es una de las habilidades más sorprendentes de algunos seres humanos. Se da especialmente en ciegos de nacimiento y consiste en la detección de objetos (muros, postes, señales etc) valiéndose solo del minúsculo eco, para la gran mayoría imperceptible, de esos obstáculos, que los invidentes detectan mediante los oídos.

Igualmente, el olfato les permite ubicarse (si están ante una panadería, ante el mar etc) o reconocer alimentos que puedan ser peligrosos; y el tacto les da la posibilidad de detallar la forma y la extensión de los objetos, su dureza o suavidad, frialdad etc.

Son las grandes potencialidades para percibir más allá de la vista que se buscaba explorar ayer la visita sensorial y guiada para personas ciegas que celebraron alumnos de Turismo del CIFP Carlos Oroza.

El centro contó con el apoyo de ciegos afiliados a la Once y de personas con problemas de movilidad.

También se sumaron representantes de las administraciones, como los concejales de Cultura y Patrimonio Histórico, Anxos Riveiro y Luis Bará, y de colectivos como la Asociación de Heráldica y Nobiliaria, representada por su presidente, Carlos Acuña Rubio.

Los videntes que quisieron pudieron taparse los ojos con antifaces para mejorar la experiencia.

El ingeniero forestal Jaime Blanco Dios oacudió a la visita con holas de Callistemos, de las pocas plantas en flor en el día de ayer, si bien el itinerio también incluyó magnolias, rododendros, pinos de oregón o al calocedro, otra de que estaban en flor.

A fin de que los participantes también disfrutasen del gusto, los alumnos prepararon pastelillos a partir de naranjas ácidas de Las Palmeras, donde se realizó el recorrido.