El sector del marisqueo sufre un nuevo revés con el cierre de los bancos que todavía estaban abiertos en el fondo de la ría. El repunte de toxina en la zona V ahonda en la crítica situación de las 400 mariscadoras que trabajan en esta zona y que llevan más de dos meses sin poder faenar con normalidad. La decisión que se adopta en esta zona, la de los arenales más próximos a Pontevedra, afecta a la extracción de almeja. La captura de navaja y longueirón está permitida.

La clausura de esta área cayó como un jarro de agua en una actividad que afronta uno de sus peores años. La comunicación del cierre por parte del Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño de Galicia (Intecmar) se produjo ayer a medio día. El malestar que causó centró parte de la reunión que la cofradía de Lourizán ya tenía fijada para la tarde de ayer. Su patrona mayor, María del Carmen Vázquez, subrayaba lo anómalo de este año. "No se recuerda nada como esto", puntualiza la dirigente.

"No sabemos qué esta pasando con la toxina, pero no paran de cerrar bancos; están todos sin actividad", comentaba la dirigente del pósito. Las circunstancias actuales dejan a las tres cofradías que explotan los arenales del fondo de la ría (además de la de Lourizán, San Telmo y Raxó) ante un panorama incierto. Desde los colectivos se ha mostrado a lo largo de las últimas semanas un profundo malestar con el Intecmar. Los cierres por toxina se producían horas antes de que comenzase una jornada de marisqueo (como sucedió ayer), mientras que en ocasiones se levantó la prohibición coincidiendo con la pleamar, cuando nunca se extrae bivalvo.

Como única solución, las mariscadoras han optado por recurrir al Instituto Social de la Marina (ISM). Así, ahora están a la espera de que se resuelvan las casi 400 solicitudes que presentaron para percibir una ayuda económica tras dos meses sin poder trabajar por marea roja en los bancos que permanecían cerrados con anterioridad a los de la zona quinta. Una solución que se presenta como la única posible ante un panorama desalentador y que, en todo caso, supondría una prestación del 80 por ciento del salario mínimo interprofesional.

El organismo está estudiando las peticiones que cursaron desde las cofradías de Raxó, San Telmo y Lourizán. La clave radicará en que desde el ISM consideren que la inactividad por la presencia de la toxina es un paro "por fuerza mayor". Una opción de la que hay un precedente en Galicia, por una riada que se llevó por delante una playa autorizada para la extracción de molusco.

La tensa espera en el sector tendrá en el mejor de los casos una respuesta que se quedará lejos de cubrir los ingresos medios de una mariscadora en un mes de trabajo. Desde el las cofradías calculan que la ayuda que el ISM analiza si concede o rechaza apenas supondría ese 80 por ciento del salario mínimo interprofesional, establecido actualmente en 645,30 euros.

Los responsables de los pósitos han defendido que la situación actual resulta excepcional, ya que en los últimos meses los bancos de marisqueo solo estuvieron libres de marea roja esos días de pleamar, durante los que nunca se puede faenar. "La gente está muy crispada, algún derecho debemos tener", expresó el patrón mayor de Raxó, Isaac Querejeta, tras uno de los encuentros con las administraciones.

El malestar entre las mariscadoras resulta evidente. Tanto en la reunión que mantuvieron ayer en Lourizán como en las que tuvieron con representantes públicos. "Estamos muy decepcionadas", decía una de las asistentes a uno de estos encuentros, mientras que otra animaba a "seguir con la lucha" para lograr al menos algún tipo de ayuda económico. "Queremos soluciones", reclaman a la espera de que el ISM decida si su falta de actividad responde o no a esa causa de fuerza mayor.