La ría de Pontevedra vuelve a ser la primera en sufrir los rigores de la marea roja y los bateeiros se enfrentan a otro largo periodo de inactividad. La toxina cerró el lunes pasado los tres polígonos mejilloneros de Bueu, que se sumaban así al inactivo desde el 28 de marzo en Poio. Y el pasado sábado, el Intecmar decretaba la clausura del polígono Portonovo B, también en Poio, con lo que actualmente solo está disponible un parque, el más interior de la ría. En la ría de Aldán hay una cerrado y otro abierto. Pero los mejilloneros temen que la toxina llegue a todos e incluso auguran que el cierre no se levantará hasta finales del mes de julio o agosto.

Este episodio de toxina pone fin a una tregua de tres meses. La ría de Pontevedra es la primera que suele notar los efectos de la marea roja y la última en ser abandonada por la toxina. Hasta finales de enero no se pudo reanudar la comercialización del producto, que se interrumpió en octubre por un episodio de toxina que acabó frustrando la campaña navideña. Estos tres meses de actividad han sido positivos, aunque con algunos matices. "Los bateeiros de la ría de Pontevedra y de Vigo pudimos trabajar bien porque teníamos mejillón con bastante carne, mientras que en la zona norte ya no les quedaba", explican profesionales de Bueu. La contrapartida es que la mayoría de la producción se derivó hacia la industria, donde los precios son ligeramente inferiores a la venta en fresco. Algunos veteranos del sector entienden que esta puede ser una de las alternativas que la realidad imponga a partir de ahora.

Gardacostas

Por otra parte, agentes del Servizo de Guardacostas de Galicia, dependiente de la Consellería de Medio Rural e do Mar, requisó en los últimos días en la ría de Pontevedra un total de 27 artes de pesca (la mayoría nasas), más de 58 kilos de distintas especies y 50 metros de artes de enmalle. En toda Galicia fueron 650 kilos de pescado y marisco ilegal.