Su uso está tipificado como un posible delito de maltrato animal e incluso muy recientemente el juzgado de lo Penal 3 de Pontevedra dictó la primera sentencia condenatoria en la provincia contra los autores de estas prácticas. Sin embargo, parece que los montes de Marín no se acaban de librar de la lacra que supone el uso de "trancas" o cepos para limitar los movimientos de los caballos que se crían en régimen de semilibertad.

Una campaña puesta en marcha a mediados del pasado año por los efectivos de Protección Civil de Marín para localizar y liberar a los caballos que encontrasen portando estos artefactos, así como denunciar a sus propietarios, parece que erradicó de forma temporal esta práctica en los montes del municipio. Sin embargo, en los últimos días los miembros de Protección Civil están detectando un repunte del número de animales que otra vez vuelven a portar en sus patas este tipo de cepos que causan un grave daño al animal.

Así, el pasado viernes detectaron tres ejemplares en el entorno del lago Castiñeiras y ayer se volvieron a encontrar con una manada de cinco caballos de los que otros tres tenían las dos patas delanteras atadas entre sí. Aunque creen que podría tratarse de los mismos animales, en días previos también observaron la presencia de algún otro animal con una "pexa" de madera, es decir, el tradicional artefacto en forma de "Y" griega que se instala en una de las extremidades del caballo.

Los montes de O Morrazo y Pontevedra, junto al Xiabre en Caldas y Vilagarcía, son algunos de los puntos de Galicia en los que se registra un mayor número de avistamientos de caballos con cepos. Hace tiempo que la Fiscalía de Pontevedra solicitó informes veterinarios en los que se acredita que las "trancas" causan a los animales graves lesiones y un enorme sufrimiento, además de deformidades en sus extremidades.

También limitan gravemente sus movimientos en el caso de sufrir un ataque por parte de alimañas o si tienen que huir del fuego en cuanto se declara un incendio forestal, algo no poco habitual, por desgracia, en los montes gallegos. Estos cepos dejan a los caballos prácticamente a merced de las llamas.

Una tercera razón por la que la Fiscalía decidió actuar en su día contra este tipo de práctica tiene relación con la seguridad vial, y es que los caballos con cepos que irrumpen en las carreteras se convierten en un mayor peligro del que ya de por sí representan los ejemplares que tienen total libertad de movimientos.

Esta única sentencia dictada por el momento por el juzgado de lo Penal 3 de Pontevedra condenaba a dos hermanos propietarios de unos caballos localizados con trancas a una pena de tres meses de prisión. Condena que ellos mismos aceptaron tras rebajar la Fiscalía los seis meses de cárcel que solicitaba inicialmente. Entonces, se estaba tramitando alguna causa más por la vía penal por este tipo de delito de maltrato animal en los juzgados de Caldas, Pontevedra y Vilagarcía.