El meollo de la cuestión está en saber como el BNG puede defender en el siglo XXI como si tal cosa un Plan General de Ordenación Municipal del que juró en arameo en el siglo XX. Vivir para ver. Cuando Lores era concejal, abominó del mismo PGOM que Mosquera se siente hoy tan a gusto y hace una ciudad de premio. O el PGOM no era tan malo como Lores decía entonces, o no es tan bueno ahora como asegura Mosquera. A uno y otro corresponde solventar esta paranoia amiga que causa verdadera perplejidad.

El BNG concedió en su día tanta importancia al PGOU, que presentó su ejecución como el compromiso más importante de su programa electoral en las elecciones municipales de 1987, cuando Miguel Fernández Lores resultó elegido concejal por primera vez. Luego, el PGOM que sacó adelante la corporación municipal en 1989 no le gustó nada y por ese motivo votó en contra. El BNG dedicó entonces tal sarta de descalificaciones y lindezas al PGOM, que su recordatorio causa hoy vergüenza ajena.

Metido como está ahora mismo en el cajón de Mosquera sine die, parece que al BNG le vale cualquier monserga con tal de no reconocer un fracaso más que evidente. Porque una cantinela es echar la culpa a la Xunta de este fiasco que arrastra el PGOM de Pontevedra, a nueve años vista del inicio de su tramitación. De este largo período, no pueden borrarse de un plumazo esos cuatro años, cuatro, que tuvieron para negociar a gusto su aprobación por la Xunta del gobierno amigo de Touriño y Quintana.

Sea como sea, los PGOM no son eternos; en su aprobación llevan implícita su fecha de caducidad. Cada modificación que sufren es como un cumpleaños que pasa; quizá es también el reconocimiento de una carencia que se solventa y, en cierta manera, es igualmente un paso más en el camino hacia su extinción.

Tras su acuerdo con Moreira, que no acata Mosquera y ya veremos que pasa, Louro acaba de recordar que el PGOM de Pontevedra acumula una veintena de modificaciones varias. Resulta evidente que su tiempo está más que agotado y también el crédito de Mosquera como valedor del PGOM.