El alcalde, Miguel Fernández Lores, mostró ayer su preocupación por el posible cierre de las últimas salas de cine de la ciudad, tanto por las repercusiones directas que tendría como por las consecuencias que acarrean esta desaparición. Tras culpar de este problema a la "crisis y a los recortes, con los que la gente deja de gastar primero en cosas como el ocio y el cine", destacó la pérdida de capacidad de atracción que tendría Pontevedra al dejar de ofrecer esta actividad, el despido de los trabajadores y los efectos que tendría sobre el centro comercial Vialia, ya que los cines constituyen uno de los principales atractivos del recinto.

Este centro fue uno de los primeros de España que se abrió bajo el paraguas de Vialia y aunque llegó a contar con casi todos sus locales ocupados, en la actualidad dispone de bastantes vacantes, entre ellas el sótano donde en su día hubo un complejo de gimnasios y piscina. Con la marcha de los cines "el resto del centro podría ir detrás", lo que supondría, a su juicio, un perjuicio para Adif, de ahí que emplaza a esta entidad pública a negociar con Ábaco.

En todo, caso, Fernández Lores recordó que el Concello ya trató en su día de negociar con la empresa de los Cinebox un posible convenio de colaboración para exhibir en sus salas algún tipo de películas de cine-club, fuera del circuito comercial, "pero la empresa no lo aceptó" pese a que "podría suponer fidelizar a posibles espectadores e incluso se podría subvencionar la entrada para que fuera más barata en esos casos.".