El Museo será escenario el próximo 18 de junio de la presentación de "El Moreno del Lérez. Perdices, truchas y un trago de ribeiro", una obra en la que José Curt se adentra en la vida y el ideario del trampero, pescador y cazador pontevedrés (furtivo según las épocas). Es un trabajo lleno también de la retranca de un perdedor, y en la que el autor deja traslucir su amor por la naturaleza y su convicción de que "el mundo es muy amplio, nadie tiene la verdad porque esa es muy amplia y cada ser humano es un árbol con muchísimas ramas de sentimientos y creencias... Si Dios está en todas partes también está en la naturaleza y si Dios no está la naturaleza puede serlo, si la dejan, que la tienen avasallada de carreteras, contaminación, de mentiras, de abusos, de esquilmos".

-¿Por qué una historia sobre El Moreno?

-Porque es una persona que existió, un ser humano real, y viejo amigo mío, que es tan criticado y ha salido tantas veces calificado como un furtivo que pensé que merecía que yo escribiese este libro. Es una obra en defensa del amigo, yo como la Legión, con el amigo tenga o no tenga razón.

-¿Quién fue este personaje?

-El Moreno nació en el Lérez, hijo de pescador y de cazador y al principio era un trampero que trabajaba con la ley porque en aquel momento los ayuntamientos pagaban por las pieles que les traían de nutrias, de gato montés, de tejón, marta etc y había la Junta de Extinción de Animales Dañinos, así que les pagaban por aquello. Y a medida que la ley cambió sucedió lo que decía El Moreno: yo estaba de acuerdo con la ley hasta que la ley dejó de estar de acuerdo conmigo, es decir, estaba con la ley mientras le sirvió y cuando ésta le atacó, entre comillas, dejó de estar con la ley. Ése era El Moreno.

-En su libro se reivindica una faceta diferente a la más conocida, la de furtivo...

-Era más, ya sabe que unos cogen la fama y otros cardan la lana, El Moreno se quedó con ese sambenito porque fue una persona que pasó mucha hambre y mientras él pasó hambre se dedicó al furtivismo, cuando se extinguió la Junta de Animales Dañinos, pero una vez que el hombre respiró y que tenía ya un pataco para gastar dejó de ser furtivo y se convirtió, de verdad y eso lo digo conscientemente, uno de los mayores defensores del río Lérez.

-¿La ley es para los pobres?

-Si, El Moreno casi henchido de misticismo le preguntó a un pescador de río de Pontevedra si era verdad que el dinero no da la felicidad, y le contesta al hombre de Pontevedra: "si, especialmente non da a felicidade cando é pouco. Ti cala e sigue pescando, que pareces parvo". Pues es verdad: el que tiene dinero se presume generalmente que no necesita meterse en jaleos y el que era pobre de verdad tenía que subsistir y la ley era un freno que tenía para todo, desde coger unas manzanas que se iban a caer al suelo y se las iban a comer los pájaros hasta pescar en el río un pez que les hacía falta para comer en casa, tantos como eran de familia.

-Como en la naturaleza, nos debemos al instinto de supervivencia.

-Pues si, hoy estamos todos muy bien amaestrados, lo decía también El Moreno, que era un pozo de sabiduría, el decía: todos estamos apuntados a un rebaño, en el que todas las cabezas van diciendo que si y que tienen que agacharse para comer. Hoy estamos todos muy amaestrados y de vez en cuando sale alguien que se distingue por su individualidad y ese es al que le aplican la ley vigente, como decía El Moreno.

-¿Es verdad que pescaba salmones para Franco o una leyenda que él mismo contribuyó a alimentar?

-Fue en parte una leyenda porque El Moreno lo que se dice pescar con Franco pescó una sola vez que describo en el libro. Franco pescó allí un par de salmones y para entonces él era guardarríos ¿Porqué lo hicieron guardarríos? Porque en España en ese momento habían hecho por ejemplo a Clarita, un furtivo de Doñana, guarda mayor del parque, a un gran furtivo de Os Ancares también lo habían hecho guarda mayor y a El Moreno lo quisieron también recuperar para la ley y por eso acompañó a Franco a pesar por la zona de Monte Porreiro, pero fue nada más que esa vez porque las dos siguientes ya Franco estaba tan mal que la última ni siquiera pescó y la anterior no había dado resultado y le dijeron "eche una mano ahí a este hombre" y allí fue El Moreno. Es una leyenda y un sambenito que ya no hay quien se lo quite de encima.

-¿Qué etapas hubo en la vida de El Moreno?

-Tres básicamente, primero la de ser legal completamente, que era cuando cazaba y pescaba de acuerdo con la ley porque no había impedimentos, y después la segunda fase de furtivo que es cuando se termina lo de los tramperos, y luego la última etapa de su vida no es de trampero, ya no se podía cazar y además las pieles habían caído en desuso, y pasó a ser un gran defensor del río Lérez, algo que no quiere ver la gente porque ya tenía fama de furtivo y todo el mundo iba contra él, pero ya no era un furtivo.

-Es usted también un profesional del medio natural...

-Soy biólogo, coronel de Intendencia de la Armada, me pasé los veinte primeros años, los mejores de mi vida, en Galicia, me enamoré de Galicia, es un amor que tengo platónico y diría que imposible porque por desgracia vivo en Madrid, soy ya mayor, pero si me considero un profesional de la naturaleza porque aparte de mi carrera de biología, de haber trabajado en ganaderías, cultivando plantas ornamentales etc, he escrito mucho sobre la naturaleza de Galicia, también en FARO DE VIGO, lo que sucede es que muchos de vosotros en esa época no habíais ni nacido, y también fui presidente del Parque Natural de Illas Cíes, lo creamos nosotros de hecho.