El demandado proyecto de Acuanorte, que está llamado a ser la solución a los continuos reventones de la tubería que discurre bajo la PO-308, sigue sin fecha para sus obras de inicio a pesar de que la sociedad estatal este mismo año apuntaba a que se producirían en febrero. Pero tres meses después el material sigue apilado en el mirador de O Laño sin que se facilite una fecha nueva para el arranque de la actuación. Todo parece indicar, no obstante, que la actuación coincidirá finalmente con la temporada de verano, algo que supondrá una evidente contratiempo para el ya de por sí intenso tráfico de esta carretera.

El plan de actuación que recibió el Concello a principios de año recoge que los trabajos se ejecutarán por el margen izquierdo desde Raxó hasta la avenida Sineiro, a la altura del restaurante Casa Solla. Estas tareas iniciales supondrán -por fases progresivas de un máximo de 500 metros de longitud- una intervención en unos cuatro kilómetros de carretera. La presencia de trabajadores en el arcén y las inmediaciones de la zona de circulación será una realidad continua a lo largo de los próximos meses, lo que obliga a extremar la precaución ante un vial de utilización tan elevada.

La metodología empleada, en cualquier caso, tratará de minimizara las molestias a conductores y viandantes de esta vía semiurbana. De hecho, los nuevos tubos se introducirán a través de pozos de ataque (una nueva infraestructura de 350 milímetros de diámetro se colocará dentro de la tubería existente entre Raxó y el mencionado punto de San Salvador). La siguiente fase, en cambio, implicaría abrir zanjas hasta A Barca. Algo que, por tanto, provocará mayores perjuicios circulatorios.

Las obras de la margen derecha de la ría (Pontevedra, Sanxenxo y Poio) se adjudicaron hace más de un año a la unión de empresas Vías y Construcciones y Técnicas de Desalinización de Aguas, por lo que su tramitación está mucho más avanzada (ya que estos tres municipios firmaron el convenio a finales de 2010) que el plan de Marín y Vilaboa, incorporados más tarde. A pesar de ello, el paso del papel a la obra discurre de manera mucho más lenta de los pensado inicialmente. En esta primera fase está previsto ampliar la capacidad de la potabilizadora de Lérez, de 700 a 1.000 litros por segundo y ejecutar cuatro depósitos (Lérez, de 12.500 metros cúbicos; Dorrón II, de 8.500; Mourente, de 3.000; y Bueza, de mil, para aumentar la capacidad de regulación del sistema.