Hasta el polígrafo y ensayista Benito Jerónimo Feijoo, conocido como Padre Feijoo, aseguraba convencido haber presenciado en un milagro de San Benito en el monasterio de Lérez: la milagrosa recuperación de un bebé que acaba de sufrir un fortísimo golpe en las escaleras de acceso al templo donde se venera la pequeña imagen del "milagreiro".

La anécdota la recuerda el secretario del Museo Provincial, Xosé Fuentes Alende, con motivo del día conocido como "San Benito de invierno", una jornada que, aún no siendo tan multitudinaria como la romería estival, prueba la gran devoción al santo en la comarca de Pontevedra.

Lo demostraron ayer los numerosos fieles que acudieron hasta el monasterio de Lérez para cumplir con los ritos ligados al milagreiro, a la cabeza recoger el "aceite del santo".

Según la tradición, el ungüento cura numerosas enfermedades, muy especialmente las de la piel, caso de las verrugas.

Los devotos también repitieron otras tradiciones como la de pasar el pañuelo por la cara de la imagen.

Ésta salió en procesión adornada de billetes tras el oficio religioso solemne, una misa que se sumó a las numerosas oficiadas a lo largo de la jornada en el emblemático templo con vistas al Lérez. Y como complemento de la tradicional imagen de romería gallega, en el "San Benito de invierno" tampoco faltaron los puestos de exvotos ni, por supuesto, las rosquilleiras.