Las sesiones plenarias del Ayuntamiento de Pontevedra no son como las de antes; no tienen ni su interés, ni su vivacidad, salvo en contadas excepciones en que prima el insulto y la desvergüenza. Esto resulta tan obvio que no lo niega ni el alcalde Lores, que es el miembro más antiguo de la corporación municipal y hace un cuarto de siglo se batía el cobre en solitario, forzando al máximo la regulación imperante. Él mejor que nadie entiende hoy esa prisa que tiene Xoán Hermida y su Espazo Ecosocialista por dejarse oír antes de tiempo en la política municipal. El meollo de la cuestión está en saber si este partido integrado en Anove de Xosé Manuel Beiras aprovechará el resquicio abierto por el secretario municipal para presentar mociones en los plenos a través de una asociación ciudadana aceptada en el registro municipal.