Un micro helicóptero con sofisticadas cámaras acopladas para captar imágenes espectaculares, perspectivas únicas imposibles de lograr sin un dispositivo tan pequeño y flexible. Si en las aplicaciones militares se valoran las posibilidades de los drones para reconocimiento, ataques a distancia o supervisión de operaciones, en el ámbito civil son sus increíbles posibilidades fotográficas las más valoradas.

Son precisamente las que explota el piloto Alberto Castaño, que desde hace días participa en el documental que graba el realizador Ángel Peláez Poyán sobre la teoría del Colón gallego y aporta su experiencia al frente de un drone muy especial.

"Se llama oktokopter", explica el encargado de su funcionamiento, "porque tiene ocho rotores, la gente se preguntará qué es y es un sistema que empezó por investigaciones militares para realizar vuelos autónomos, es un drone, uno de los drones posibles, igual que los hay de ala fija como aviones, como helicóptero de un solo rotor o estos que son de muchos rotores".

Alberto Castaño recuerda que el drone (conocido también como microkopter) no solo permite acceder a espacios hasta el momento completamente inasequibles para las cámaras sino "también una precisión de movimientos que hasta el momento no lográbamos, porque además de la estabilización del propio aparato dispones de navegación inercial y por GPS, lo que permite una precisión que era imposible antes con helicópteros pequeños o grandes".

Las grandes posibilidades del oktokopter las han aprovechado hasta el momento el sector de la publicidad (Alberto Castaño ha participado en el rodaje de numerosos spots como el del coche Mini) y el cine. Son, excepción hecha de la militar, las aplicaciones más conocidas, pero el piloto apunta a otros muchos usos: "En viñedos, por ejemplo, se utiliza para hacer termografías y comprobar qué zonas se inundan, en las que puede haber problemas con los cultivos, y en lineas eléctricas se emplea para comprobar donde hay fugas".

En el campo de la imagen, sus aplicaciones también son numerosas. "Lo utilizó, por ejemplo, la policía inglesa durante las Olimpiadas para garantizar la seguridad, había un montón de ellos volando y en imagen artística se usa bastante en publicidad y en el cine", añade Alberto Castaño.

Éste ha trabajado a la órdenes de realizadores como Álex de la Iglesia y de Pablo Berger, con el que ha participado en el filme "Blancanieves", candidata a los Óscar.

En el caso de Pontevedra, el rodaje ha incluido grandes medidas de seguridad para evitar posibles riesgos a los numerosos curiosos que se han dado cita en los escenarios de grabación (no publicitados precisamente para evitar aglomeraciones), y también para salvaguardar la integridad de bienes protegidos como la basílica de Santa María o el castillo de Soutomaior.

El Liceo Casino, en donde se dio cita ayer el equipo de rodaje, o las inmediaciones de la estatua de Colón en los jardines de Vincenti son otros de los espacios en donde se graba.

El drone empleado para el rodaje cuenta con una autonomía reducida, pero no así los utilizados en aplicaciones militares, máquinas con capacidad para funcionar y ser controladas a distancia durante un mínimo de 6 horas.

Se utilizan también para vigilar el tráfico, advertir de incendios forestales o, en este caso, para captar las imágenes más impactantes y que llamen la atención sobre una teoría ya secular pero todavía poco divulgada: Colón era gallego.