En torno a las once de la noche de ayer los primeros coches comenzaron a circular entre la orilla sur y norte del río Lérez a través del nuevo puente de As Correntes. Es el séptimo viaducto que une ambos márgenes del río (descontando las pasarelas peatonales y los del ferrocarril) a su paso por la ciudad. Horas antes, inmediatamente después al acto inaugural, el puente quedó abierto para peatones y bicicletas ya que el viaducto está especialmente diseñado para facilitar, no solo el tráfico de vehículos a motor, sino también de caminantes y ciclistas gracias a dos pasarelas peatonales.

Un viaducto que, sin embargo, se abre con cierta incertidumbre acerca del impacto real que tendrá sobre el tráfico rodado debido principalmente a la necesidad de acometer otras obras que estaban planteadas con carácter previo y que darían mayor sentido al puente. Actuaciones que, por el momento, parecen dormir el sueño de los justos. Es el caso de la remodelación del nudo de bomberos o la construcción del vial desde O Vao hacia Poio.

Un puente que, como recalcó durante el acto de apertura el concejal César Mosquera, nace con el objetivo de aliviar la carga actual de vehículos del de A Barca, después de décadas de apreciable servicio a Pontevedra en los que fue, junto al de O Burgo, la única vía para sortear el Lérez hacia el norte de la ciudad. Sin embargo, As Correntes también entra en funcionamiento sin que se haya definido con la Xunta qué papel se le otorgará al viejo viaducto de A Barca en el entramado de tráfico de entrada y salida de la ciudad.

Por este motivo, no es de extrañar que el alcalde de Pontevedra, Miguel Anxo Fernández Lores, recordase ayer en el acto inaugural la necesidad de prorrogar la colaboración entre administraciones que hizo posible este puente "para que se hagan lo antes posible" estas obras que permitirían mejorar de forma notable las prestaciones del nuevo puente.

Pero antes de que los vehículos comenzasen ayer a rodar sobre el asfalto de As Correntes, el puente fue en su totalidad para el disfrute de los pontevedreses durante el acto inaugural. Una ceremonia que estuvo marcada por las reivindicaciones de los afectados por las preferentes, que incluso llegaron a acortar el itinerario previsto por las autoridades como consecuencia de sus protestas.

También hubo pitos y abucheos durante los discursos, que se intensificaron cuando le llegó el turno al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. El titular del ejecutivo gallego señaló en su intervención que "pocas infraestructuras tienen tanto simbolismo como un puente" y más en una ciudad que nació en torno a uno y que incluso le dio el nombre.

Núñez Feijóo destacó en su intervención el "esfuerzo conjunto" entre administraciones (Xunta y Concello) que hizo posible la construcción de esta infraestructura y realizó un juego de palabras con el nombre con el que ha sido bautizado el puente para señalar que "la acción política siempre debe situarse por encima de corrientes ideológicas o partidarias en la búsqueda del supremo bien común".

Financiación

Más allá de las diferencias surgidas en los últimos meses entre Xunta y Concello a consecuencia –entre otras cuestiones– de la financiación de esta obra, Lores tendió otro puente de carácter simbólico con el ejecutivo autonómico y entre los agradecimientos citó expresamente al actual conselleiro de Infraestructuras, Agustín Hernández, por cumplir el compromiso heredado del gobierno bipartito para construir el viaducto. Esta actuación tiene un presupuesto de 7,3 millones de euros, de los que la Xunta aportará 3 millones y el resto corresponde al ayuntamiento.

Lores recordó que este puente es fruto de la conocida "Mesa M-4", constituida hace 8 años por las cuatro administraciones (Fomento, Xunta, Diputación y Concello) y en la que se establecieron aquellas obras que eran necesarias en materia de infraestructuras para Pontevedra. El alcalde reconoció que poco a poco aquel plan de necesidades se está cumpliendo (nudo de O Pino, desdoblamiento de la avenida de Vigo, Variante de Marín...), pero no se olvidó de dos obras que son todavía una asignatura pendiente como es el caso de la ronda urbana y la circunvalación.

Precisamente Feijóo anunció que durante el verano se abrirá la variante de Marín y que están trabajando actualmente en la de Alba, sin olvidar proyectos como el saneamiento del rural, la urbanización de espacios públicos en Monte Porreiro, la promoción de viviendas en Valdecorvos o la rehabilitación de Estribela lo que supone una inversión de 100 millones de euros: "Vamos a seguir apoyando esta ciudad", dijo.

Un acto en el que también intervino César Mosquera, Rafael Louzán, el delegado del Gobierno, Samuel Juárez (quien disculpó la ausencia de la ministra Ana Pastor) y que contó con la presencia de la presidenta del Parlamento Gallego, Pilar Rojo, los conselleiros de Presidencia y Política Territorial, Alfonso Rueda y Agustín Hernández, el teniente de alcalde, Antón Louro, la diputada Dolores Pan o el alcalde de Poio, Luciano Sobral, entre otros.

Una ceremonia de inauguración incluyó el primer intento de travesía del Lérez en barco de papel (que contó con dos embarcaciones que, aunque no cruzaron el río, lograron mantenerse a flote un buen rato) y en la que los discursos estuvieron intercalados con actuaciones del grupo de danza Débora Alfaya. Luego se celebró el Día Internacional de la Música con el concierto sobre el puente de la Banda de Música de Pontevedra y el Seminario Permanente de Jazz.

Los afectados por las preferentes interrumpieron el acto y el discurso de Núñez Feijóo

La inauguración del puente de As Correntes estuvo marcado por las protestas de al menos un centenar de afectados por la venta de participaciones preferentes. Consignas como "manos arriba, esto es un atraco" se intensificaron durante la intervención del presidente de la Xunta, Núñez Feijóo, y aunque fueron contenidos por la Policía, la presencia de los manifestantes y sus protestas provocaron que el paseo de las autoridades por el nuevo puente –tenían previsto cruzarlo– tuviera que acortarse. Feijóo abandonó el lugar entre las protestas de los afectados mientras que el conselleiro de Presidencia, Alfonso Rueda, y sobre todo el presidente de la Diputación, Rafael Louzán, quedaron atendiendo a los afectados para conocer sus reivindicaciones.

"Una vergüenza"

Louzán fue de los que estuvo largo rato hablando con los afectados y llegó a reconocerles que lo que rodea al escándalo de la venta de preferentes le parece "una vergüenza". "No vamos a parar hasta que consigamos la devolución de nuestro dinero, porque lo ganamos trabajando y ahora es igual que si nos lo robaran, tienen que hacer algo, muevan ficha, apóyennos por favor", le dijeron los afectados.