Crece el nerviosismo entre los trabajadores de Audasa, la empresa concesionaria de la autopista del Atlántico (AP-9). En los últimos meses vieron como se incrementó el número de cabinas automáticas (tanto de las que leen los dispositivos electrónicos de los vehículos como de las que admiten el pago con tarjeta o dinero en efectivo) a lo largo del trazado y ahora tienen sobre la mesa una primera propuesta de reducción de plantilla y de reestructuración de la jornada laboral.

Audasa planteó ya la existencia de 19 "excedentes" entre los cobradores de cabina, explicaba ayer el delegado de UGT Jesús Marcos Hidalgo, en todo el trazado de la autopista. Una estimación que este portavoz sindical no comparte como tampoco comparte la propuesta puesta sobre la mesa de que "partir" la jornada laboral, cuando ahora son de ocho horas seguidas.

"Quieren que dividamos la jornada en, por ejemplo, seis horas por la mañana y dos por la tarde" explica Marcos Hidalgo que cuestiona abiertamente una modificación que lastraría de manera significativa la calidad de vida de los trabajadores.

Los empleados critican a Audasa por su pretensión de introducir cambios en las condiciones de trabajo de manera unilateral pero también por lo que califican de "poca consideración" para con los clientes, cuya atención se verá mermada por la sustitución de las cabinas de cobro por máquinas. "Hoy en día las cabinas automáticas ralentizan el tráfico en los peajes ya que muchos usuarios no se aclaran con las instrucciones de pago" señala el citado portavoz sindical de UGT que añade que, además de rapidez, los trabajadores aportan soluciones inmediatas ante imprevistos.

Solo en la zona de Pontevedra, en el tramo comprendido entre la localidad coruñesa de Padrón y la frontera portuguesa trabajan 109 personas en los distintos servicios. Una nómina que para el comité está ajustada y para la dirección empresarial sobredimensionada.

Diálogo

El comité y la dirección de Audasa se reunirán esta semana en Santiago para abordar la posible reducción de plantilla ya la pretendida modificación de las condiciones laborales. Un doble planteamiento al que UGT se opone.

Al margen de la apertura o no de una negociación sobre el futuro laboral de la plantilla de Audasa adscrita a la AP-9, la empresa ha empezado ya a "presionar" a los empleados de manera individual para forzar acuerdos personales, según denuncia Jesús Marcos Hidalgo que augura que las presiones irán a más.

No se descarta que si los planteamientos empresariales iniciales no se reconducen pueda haber algún tipo de contestación social.